(1) JOHN CARTER, de Andrew Stanton.

MARTE EN GUERRA
Formado en el mundo de la animación de la mano de Pixar, donde alcanzó las mieles del éxito con su magnífica Wall·E (2008), Andrew Stanton da el salto al cine con actores de carne y hueso bajo las órdenes de la Walt Disney Company, quien aporta los recursos necesarios para configurar una superproducción que, en clave épica, adapta Una princesa de Marte, el arranque de la serie de novelas fantásticas ambientadas en el planeta rojo de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán.
Si bien resulta indiscutible la aportación del escritor estadounidense a la literatura fantástica como autor de una prolífica obra que trasladó la ciencia-ficción al espacio exterior e inspiró el subgénero televisivo de la soap opera, John Carter no refleja ni mucho menos la fascinación que provocó en los jóvenes lectores de aquel lejano 1912, año que empezó a publicarse por capítulos en la revista All Story Weekly.
Aunque la historia es entretenida y su factura técnica es impecable, el film no puede evitar su condición de aventura intrascendente y pueril, resultado de un proceso de simplificación que desintegra el tono pulp de la historia original, un tanto violenta y subida de tono para la época, para dar forma a un mero entretenimiento familiar para todos los públicos.
La sobredosis de efectismo digital no puede ocultar las carencias tanto conceptuales como resolutivas de un guión un tanto esquemático. A ello hay que añadir un reparto al que le falta emoción y carisma. Distrae, que ya es algo.
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