PACO ROCA, AUTOR DE LA NOVELA GRÁFICA “ARRUGAS”

“EXISTE FOBIA SOCIAL A LA VEJEZ”
Tras ganar el Premio Nacional del Cómic en 2008, el valenciano Paco Roca se ha convertido en uno de los autores gráficos más importantes del panorama editorial actual. Arrugas es un soberbio retrato de la vejez y de los problemas derivados de ella, como la soledad y la enfermedad, visto desde un sorprendente realismo cotidiano. Gracias a este tebeo, que narra la vivencia de un grupo de ancianos en una residencia y cómo se enfrentan a la enfermedad de Alzheimer, sus lectores han podido conocer la realidad del cómic español, una industria todavía artesanal pero en vías de consolidación. Su adaptación al cine opta a los premios Goya en dos categorías, mejor película de animación y mejor guión adaptado.
Empecemos por el principio. ¿De dónde surge la idea de Arrugas?
La idea me surge en un momento en que tenía necesidad de hablar de la vejez porque me di cuenta de que mis padres eran mayores. Puede parecer una obviedad, pero ser consciente de que los padres ya no son como los recuerdas de pequeño y que son unas sombras frágiles y dependientes de lo que fueron puede venir de golpe e inesperadamente. No fue algo gradual. Pensando sobre ello fui consciente de lo poco que se hablaba sobre el tema. Los mayores son un colectivo poco y mal retratado en los medios de comunicación, y cuando se muestra suele enfocarse de forma simplificada, un mero esbozo de una realidad muy compleja. Durante mucho tiempo he trabajado como ilustrador publicitario y en alguna ocasión me han hecho quitar a los ancianos de las imágenes porque son antiestéticos. Existe fobia social hacia la vejez. La publicidad vende la juventud y la novedad como el colmo de la perfección, y todo lo que se sale de ahí no interesa. Como si las personas de más edad no existieran. ¿Por qué no puede haber una historia protagonizada por ancianos?
En Arrugas narras la experiencia de un grupo de ancianos en una residencia, mostrando además la realidad del Alzheimer.
Partimos de que existen tantas vejeces como personas. Como no se puede generalizar, Arrugas pretende reflejar una realidad: la de las residencias de ancianos. El retrato del Alzheimer vino a partir de que el padre de uno de mis mejores amigos lo sufrió. Lo conocí muchos años y pude ir viendo el desarrollo de la enfermedad. Estuve bien documentado a la hora de mostrar los detalles del deterioro: un día se olvida qué nombre recibe un objeto, otro día no se reconoce a un familiar, y finalmente no sabe abrocharse los botones de la camisa.
¿Puede Arrugas ayudar en la concienciación de la enfermedad del olvido?
Claro. Las campañas de concienciación han contribuido a darnos cuenta del problema, a ver que es más habitual de lo que creemos. Los casos de Adolfo Suárez, Pascual Maragall o Jordi Solé Tura han acercado esa realidad a los ciudadanos. Arrugas aporta, humildemente, su grano de arena.
Otro de los temas que tratas es de la soledad, un problema que se ceba en este colectivo.
De hecho Arrugas habla especialmente de la soledad. Los personajes tendrán todo tipo de achaques propios de la edad, pero lo más importante para ellos es la familia. Recibir una visita de sus hijos les anima mucho más que tomar un antidepresivo. Literalmente, les alarga la vida. Si preguntas a los mayores, temen más a la soledad que a la enfermedad.
Reivindicas el derecho a ser anciano con dignidad en esta sociedad obsesionada con la juventud. ¿Otra vejez es posible?
Sin duda. Ser anciano no significa estar enfermo. Es un proceso biológico natural. Es lógico que no se tenga la energía, la movilidad o la capacidad intelectual de antaño, pero se sigue siendo persona. La gente mayor necesita cuidados especializados, pero merece ser tratada con respeto. ¿Cómo enfrentarnos a la vejez? Tenemos que intentar que nuestra última etapa vital sea lo más llevadera posible. Resignarse al deterioro pero intentar mantenerse en forma. Crear hábitos saludables sin renunciar a placeres mundanos. Disfrutar de las amistades y de la pareja hasta que se pueda.
Pese a todo, el humor hace acto de presencia en tu cómic.
Cuando me documentaba para crear Arrugas realicé muchas entrevistas a médicos, enfermeros y gente que tenía a familiares en residencias. Me di cuenta de que el tono en el que se expresaban combinaba drama y humor. Se pasaba de una anécdota triste a otra muy cómica. Eso hacía que las historias fueran mucho más llevaderas. No quería convertir Arrugas en una historia sensiblera.
¿Has pretendido en Arrugas criticar alguna institución o cierta política hacia los mayores?
Creo que el cómic no es una crítica, como dicen algunos, a las residencias. Nadie debe juzgar a quienes dejan a sus mayores en residencias. Las residencias son necesarias en muchos casos para tratar convenientemente a los ancianos. Pero sí es cierto que deben cambiar en diversos aspectos. Que se especializaran según criterios racionales a la hora de ofrecer sus servicios y atenciones, que se humanizaran en el trato entre paciente y profesional, que eliminaran esa imagen carcelaria tan peyorativa, que aumentara el control de las actividades del centro o de la calidad de su servicio para evitar abusos, etc.
¿Ha habido un antes y un después para Paco Roca en la concesión del Premio Nacional?
Recibir el Premio Nacional del Cómic siempre ayuda muchísimo en la difusión de tu trabajo. Se vende mucho más, sales en los medios de comunicación, se despierta el interés por tu obra anterior, etc. El premio me ha creado unos lectores fijos y me ha permitido exportar mi trabajo fuera de España. Sí, me ha cambiado la vida.
¿Se hace suficiente desde las administraciones públicas por potenciar la industria del cómic español?
Creo que se está haciendo cosas para difundir la cultura del cómic y mejorar la percepción que tiene la gente de la novela gráfica. El Premio Nacional, las ferias y salones, las charlas en la Universidad, todo ello contribuye a potenciar una industria que en España es todavía artesanal. Un detalle que explica su mayor difusión es que antes sólo se podía comprar cómics en tiendas especializadas, ahora se pueden adquirir en la FNAC, en librerías, en el Corte Inglés, etc. El cómic es una realidad cultural.
Pau Vanaclocha
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