IGNACIO FERRERAS, DIRECTOR DE “ARRUGAS”

“EL MAYOR LOGRO DE ARRUGAS ES DAR PROTAGONISMO A UN COLECTIVO CASI INVISIBLE”
Como nadie es profeta en su tierra, Ignacio Ferreras tuvo que marcharse fuera de España para encontrar un futuro profesional en aquello que quería hacer: el cine de animación. Compaginando su labor profesional con la docencia, y tras varios años labrándose un destacable currículum, participando en películas como Astérix y los vikingos (2006) y El ilusionista (2010), el productor Manuel Cristóbal le propuso adaptar a la gran pantalla Arrugas, el cómic de Paco Roca, Premio Nacional del Cómic en 2008. No pudo rechazar el desafío.
¿Cuál fue tu primer contacto con la obra de Paco Roca?
El productor Manuel Cristóbal me mandó el cómic de Paco Roca con la propuesta de adaptarlo al cine. Tengo que reconocer que ése fue mi primer contacto con Arrugas. Como vivo en el extranjero, desgraciadamente no tengo mucho contacto con el tebeo nacional, si bien sé que ofrece muchas cosas interesantes.
¿Qué es lo que más te gustó de Arrugas y lo que te convenció de llevarlo al cine?
Lo que más me sedujo fue la solidez y la autenticidad de una historia que no suele aparecer mucho en los medios de comunicación. Y lo segundo lo creíbles y entrañables que son los personajes. Arrugas cuenta cosas muy reales y cercanas. Nunca se me había ocurrido contar una historia de este tipo, no había valorado sinceramente sus posibilidades. Pero el magnífico retrato de la vejez y de los problemas derivados de ella, como la soledad y la enfermedad, que realiza Paco Roca me pareció tremendamente estimulante, y enseguida lo vi plasmado en la gran pantalla.
¿No percibiste los riesgos de una película con una temática tan poco retratada en los medios?
Precisamente por ello me interesó más. Era un reto darle protagonismo a un colectivo casi invisible. Efectivamente, sus protagonistas no suelen ser los habituales de las películas, las series de televisión y las novelas más comerciales, las que atraen a la mayor audiencia. De hecho, los ancianos no suelen ser protagonistas de nada. No se les ve, y cuando aparecen en los medios tienen un papel insignificante. Parece como si se encontraran marginados, aparcados a un lado para no molestar. Sólo vende lo joven, lo nuevo. Sin embargo, pienso que nuestros mayores deberían tener un papel más destacado en la sociedad, deberíamos oír sus historias, escuchar sus pensamientos y sus opiniones, y aprender de sus experiencias. La sociedad en su conjunto se enriquecería si contara con la gente de más edad.
¿Cómo te planteaste la adaptación del cómic al lenguaje audiovisual?
He sido muy fiel al cómic de Paco Roca. Mi intención ha sido traducir al lenguaje de las imágenes en movimiento lo que estaba expresado en viñetas, sin estropear el contenido original. Lógicamente hemos tenido que realizar algunas pequeñas modificaciones, añadiendo subtramas, alargando escenas ya existentes, incidiendo en determinadas ideas y resaltando detalles que nos interesaban.
¿Nos encontramos, al fin, con la madurez de la animación española?
Evidentemente, la animación también puede hablar de temas serios. Durante muchos años este género ha estado infravalorado por su tratamiento excesivamente ñoño y mojigato al estar dirigido exclusivamente a un público infantil. Pero poco a poco se está mejorando su consideración gracias a algunos títulos que lo han dignificado. Hay ejemplos de cine de animación realizado para adultos que reflejan una realidad compleja, problemática. Centrándome en España, creo que hay una cantera de excelentes profesionales y muchas ideas por sacar adelante. Se ha demostrado que una película de dibujos animados puede ser rentable. Hemos de confiar en nosotros mismos y ser competitivos en este terreno.
¿Competitivos frente al cine de Hollywood?
El camino a seguir es encontrar una voz propia y no limitarse a copiar fórmulas de fuera con menos medios. Nunca vamos a poder competir con la industria estadounidense en espectacularidad, en campañas de publicidad y en difusión mediática. Hemos de ser conscientes de que nuestra área de influencia es más pequeña y ofrecer un buen producto. Lo fundamental, creo yo, es encontrar buenas historias, que estén bien contadas y unos profesionales que hagan bien su trabajo. Así seguro que el público responde.
Pau Vanaclocha
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