(3) LOS DESCENDIENTES, de Alexander Payne.

CRISIS FAMILIAR
El último film de Alexander Payne, Los descendientes, es un magnífico drama, tan clásico en sus formas expresivas como sólido en sus estructuras narrativas, que se apoya en un guión modélico, en una dirección rigurosa y en la excelente labor interpretativa de los actores y atrices —sobresaliendo un magistral George Clooney— que confieren una profunda humanidad a sus personajes.
Resulta bastante original la manera de abordar esta historia familiar de Hawai, un núcleo humano aparentemente normal pero carcomido por los males de nuestro tiempo: la obsesión por el dinero, la destrucción de la Naturaleza, la escasa y pobre convivencia hogareña, la difícil comunicación entre padres e hijos, las parejas víctimas de la rutina conyugal, etc. Todo ello sin caer en las trampas del efectismo dramático, la moraleja o el abuso del melodrama.
En suma, un film modélico tan lleno de ideas como de emociones, de gran calidad artística y a la vez dotado de gancho comercial, que constituye una lúcida mirada sobre los problemas de muchas familias actuales y de la sociedad que nos ha tocado vivir, que hemos construido entre todos, y sobre la alienación personal a que nos lleva situar la riqueza y el éxito en lo más alto de la escala de valores individuales y colectivos.
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