VLADIMIR CRUZ, CODIRECTOR DE “AFINIDADES”

“LA QUIEBRA DE VALORES SE REFLEJA TAMBIÉN EN EL ÁMBITO DE LA SEXUALIDAD”
Los actores cubanos Jorge Perugorría y Vladimir Cruz debutan en la dirección de largometrajes con Afinidades, una película sobre la pérdida de valores y la insatisfacción e infelicidad inherentes a la vida contemporánea, que configura una acertada metáfora de la sociedad cubana. Adaptación de la novela Música de Cámara, de Reinaldo Montero, inspirada a su vez en Las afinidades selectivas de Goethe, el film narra la estancia de cuatro personajes en un lugar paradisíaco, en la que se van desvelando sus profundas lagunas interiores.
¿Qué te animó a dirigir y cómo se formó el equipo con Jorge Perugorría?
El primero que se puso detrás de las cámaras fue Jorge Perugorría, realizando documentales y videoclips. Yo empecé más tarde, escribiendo guiones precisamente en Valencia, trabajando en una TV Movie con Rafa Montesinos. Posteriormente me animé a escribir y dirigir un corto, una maravillosa experiencia que me convenció de dar el salto a la dirección de largometrajes. Por casualidades de la vida Jorge y yo trabajamos juntos en varias películas y estuvimos hablando de que nos apetecía hacer otras cosas y al final decidimos materializar un proyecto los dos.
¿Qué te sedujo de la novela de Reinaldo Montero para adaptarla al cine?
Yo conocí el manuscrito de la novela del escritor cubano Reinaldo Montero, titulada finalmente Música de Cámara, a principios del 2000. Me sentí atraído por la idea de la creciente dualidad del país, la Cuba Haití y la Cuba Bahamas, anunciando las diferencias clasistas que empezaban a detectarse, todavía solapadas en una sociedad igualitaria como la cubana, donde se supone que no hay clases sociales. La novela ya hablaba entonces de la existencia de gente con dinero dentro del país, con una forma de pensar diferente entre la ideología socialista-comunista y un modo de vida prácticamente capitalista.
¿Es Afinidades, por tanto, una radiografía de la sociedad cubana?
Jorge y yo queríamos reflejar las cuestiones que trata la novela en nuestra película, como son la pérdida de valores, el futuro incierto de la sociedad, para qué sirve la libertad, hacia dónde vamos, o qué importancia tiene el individuo con todas sus miserias… pero no son temas exclusivos de Cuba. Pero sí es verdad que en Cuba se está viviendo, a consecuencia de la crisis económica y del contexto político, una pérdida de valores especialmente en una juventud que no conoció la época revolucionaria sino que nació en pleno período especial, el más duro que ha vivido la isla. De eso es lo que trata la película, de la prostitución del individuo provocada por la crisis económica y moral que lleva al individuo a utilizar cualquier método para conseguir un fin, incluso el sexo. Sin llegar a extremos, todo el mundo se ha prostituido en algún momento de su vida.
¿Qué peso tiene el sexo en esa historia de intercambio de parejas?
El sexo tiene mucho peso en la película porque el sexo está muy presente en los cubanos. Una de las cosas donde más se refleja esa quiebra de valores que he mencionado anteriormente es en el ámbito de la sexualidad. Es conocido por todos que Cuba se ha convertido en un destino de turismo sexual. Muchos españoles/as van a Cuba para ligar y muchas cubanas/os aceptan dar sexo por pura necesidad. La gente que vive en una sociedad empobrecida recurre a lo que tiene, y en Cuba tenemos belleza y sexualidad exuberante. También es verdad que en Cuba el sexo se vive de forma diferente que en Europa. Pero no hemos pretendido hacer una película explícitamente sexual, creo que hemos conseguido no caer en el morbo y retratar el sexo de forma natural dentro del ambiente libertino que se crea entre los protagonistas.
¿Podría considerase Afinidades, por su estética y por su temática, una rara avis de la filmografía cubana?
Hasta hace poco los temas que trata la película eran considerados más propios del cine europeo. Centrarse en el individuo y olvidarse de la dimensión colectiva era tachado como un acto burgués contrarrevolucionario. Es por esto que todavía nos sorprendemos que allí donde presentamos Afinidades mucha gente nos diga que no parece una película cubana. Pues está rodada, dirigida e interpretada por cubanos. Al final hemos reducido el cine como un producto exportador de ciertos tópicos. Parece ser que en Cuba no podemos hacer otra cosa que no sean comedias “tropicales”. Jorge y yo queríamos romper ese estereotipo con una película libre de prejuicios. El cine latinoamericano y el cine cubano no necesitan ya, en estos momentos, refirmar la identidad.
¿Es útil la formación actoral a la hora de dar el salto a la realización?
En general influye para bien, pero la dificultad existe en ese cambio de registro. Uno como actor trabaja mucho con la subjetividad porque, en definitiva, se está dando vida a un personaje. Salir de la escena y sentarse a ver la toma y seleccionar la buena desechando las malas es mucho más complicado. Haber sido actor anteriormente puede facilitar la labor con los demás actores pero como cada maestrillo tiene su librillo cada persona tiene su manera de trabajar. Por otra parte Jorge y yo hemos aprendido muchos aspectos técnicos del rodaje asumiendo la función de directores.
Pau Vanaclocha
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