(2) MERCADO DE FUTUROS, de Mercedes Álvarez.

LA FERIA DE LA ESPECULACIÓN
Principal representante de un tipo de cine documental que resalta por encima de todo su faceta artística frente a la científica, la realizadora Mercedes Álvarez reproduce el peculiar estilo que le dio tan buenos resultados en su primer largometraje, El cielo gira (2005), premio al mejor documental en el Festival de Málaga, no tanto para informar al espectador mediante un mero desglose de datos propio del documental decimonónico sino para emocionarlo a través de un lenguaje audiovisual mucho más poético que funcional.
Partiendo del desalojo y derribo de una antigua casa, con sus muebles, libros y enseres personales cargados de memoria y de valor sentimental, Mercado de futuros intenta reflejar el fin de una época pretérita, de ritmos y costumbres ancestrales, y el principio de otra, caracterizada por la cultura de la especulación, la promesa de un rápido y fácil enriquecimiento y la obsesión por el éxito cuyas funestas consecuencias estamos padeciendo actualmente.
Pasado y presente se combinan en una compleja radiografía de la sociedad actual: el labrador que cultiva sus frutas y verduras junto a las vías del tren o el vendedor de objetos usados viven totalmente al margen de esa feria especulativa formada por vendedores que prometen paraísos en plena fiebre inmobiliaria, brokers que juegan con los ahorros de la gente en el mercado financiero y los gurús del mundo empresarial que garantizan, previo pago, sueños inalcanzables. Dos mundos distintos viviendo bajo un mismo cielo.
A pesar de su evidente intencionalidad crítica y de su vocación didáctica, Mercado de futuros no acaba de sacarle todo el jugo a este retrato de la especulación. Es posible que lo que era útil para retratar la extinción de un pueblo de interior por el envejecimiento de su población y la emigración de sus jóvenes, con ese ritmo pausado, la ausencia de diálogo y predominio del silencio y planos de larga duración, no sea idóneo para describir un nuevo paradigma social. Quizá aquí sí hubiera sido necesario un discurso, una exposición de datos, que explicara todas las contradicciones, injusticias y perversiones de un sistema que juega con los sueños y aspiraciones de las personas.
No obstante, el film logra concienciar al espectador sobre los peligros de ese comportamiento sin ética, del “todo vale” con tal de enriquecerse, del humo que hay tras esas promesas de prosperidad.
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