(2) EL FUTURO, de Miranda July.

LA MUERTE DEL GATO PAW-PAW, FILÓSOFO
El segundo largometraje que nos llega de Miranda July fue programado en los festivales de Berlín y de Gijón como muestra de un cine independiente USA realizado con escasos medios y que hace descansar todo su valor en la personalidad de su autora y en su peculiar estilo narrativo, en este caso alejado del modelo dominante en el cine comercial estadounidense y más cerca del cine “de autor” realizado en Europa, concretamente el Antonioni de los tiempos muertos y del estudio de los estados de ánimo de sus personajes.
A Miranda July se le nota su pasado como practicante de una cultura joven y marginal al presentar a la pareja protagonista, con problemas de convivencia, inadaptados a su entorno en Los Ángeles, melancólicos y condenados a la soledad, con trabajos eventuales que no logran funcionar y que les asumen en contradicciones de difícil solución.
El futuro resulta ser, pues, una película algo plúmbea y hermética en la que esa especie de hippies con un gato que filosofa en voz alta antes de morir a consecuencia de un atropello no encuentra su lugar en el mundo al cifrar su independencia en el abandono de sus empleos fijos, en el rechazo de Internet y su distanciamiento respecto a amigos.
Surge entonces la duda de su estamos ante una nueva forma de narrar aspectos inéditos de unos personajes singulares o de si lo que realmente vemos son las conductas extrañas de unos enfermos mentales con cuyas patológicas vivencias se pretende hacer poesía por su especial percepción del tiempo y del espacio. Lo cotidiano se identifica pues con lo doloroso, como vivían sus angustias los primeros existencialistas, y lo enfermizo deviene poético en esta especial manera de intentar conquistar la libertad y la felicidad.
El futuro es una coproducción entre USA y Alemania planteada quizá con excesivas pretensiones y que parece destinada a un público restringido.
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