(2) TÍMIDOS ANÓNIMOS, de Jean-Pierre Améris.

FOBIA SOCIAL
Acostumbrados a las sesudas reflexiones vitales de la filmografía gala, la cuna del llamado cine de autor, el film de Jean-Pierre Améris nos revela una gratificante verdad: una película francesa no tiene por qué trascender, ni iluminarnos con mensajes de calado, ni anticipar tendencias. De hecho, pronto nos muestra sus legítimas intenciones: el entretenimiento pasajero. Y si te he visto no me acuerdo.
Tímidos anónimos es una comedia romántica de brocha gorda –construcción a grandes trazos de personajes y escenarios, simplicidad argumental, situaciones algo forzadas en la búsqueda del efecto cómico, etc. – que narra las vicisitudes amorosas de dos personas extremadamente tímidas que se conocen y se enamoran, tratando de hacer frente, como pueden, a sus miedos e inseguridades.
Basada fundamentalmente en la neurótica dialéctica de unos protagonistas cuyos excesos gestuales llegan a ser cansinos, el film carece de los matices necesarios para dotar de consistencia al conjunto, reduciéndose a una mera concatenación de escenas donde se les pone a prueba. Pero la fuerza del amor acaba venciendo todos los obstáculos y lo que se supone es una enfermedad que, acompañada de un cuadro de ansiedad, puede generar un problema de aislamiento y dañar la forma de relacionarse con los demás, acaba siendo un elemento carismático de una pareja nada convencional ante la cual es imposible no sentirse identificado. Una vez más, un hándicap se convierte en un aspecto exaltante de la personalidad, una singularidad excepcional.
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