(1) NOCHE DE MIEDO, de Craig Guillespie.

TERROR EN EL VECINDARIO
Ninguna novedad aporta este flojo remake del ya clásico film homónimo de Tom Holland, que se limita a reproducir con total descaro argumento, situaciones y personajes actualizándolos a los gustos y preferencias del presente, especialmente en lo relativo al uso de las nuevas tecnologías –móviles, internet, etc.- y al papel más preponderante de los personajes femeninos. También en el terreno de los efectos especiales se nota el paso de los años, con una mayor espectacularidad en la representación del vampiro y las escenas de acción en detrimento de la calidad de un guión –construcción de personajes, diálogos y situaciones– que deriva inevitablemente hacia lo previsible y lo convencional.
Nada que ver con la magnífica Déjame entrar (2008) y su posterior versión estadounidense, que aunque comparten ciertas ideas su tratamiento y tono elegido son bien distintos. Mientras las citadas analizaban con sobriedad y frío distanciamiento la existencia de un monstruo sanguinario bajo la forma de una tierna adolescente en un barrio del extrarradio de una gran ciudad, y la insólita relación de amistad que surge entre éste y un joven vecino con problemas familiares y escolares, en la actual Noche de miedo cualquier intento de introspección psicológica es pura coincidencia, predominando las escenas de acción, el suspense y los ineludibles sustos que configuran el enfrentamiento a muerte entre el chupasangre y sus vecinos.
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