(0) CONAN EL BÁRBARO, de Marcus Nispel.

LA VENGANZA DEL GUERRERO
Los que guarden un grato recuerdo de la primera adaptación al cine de Conan, el célebre personaje creado por el escritor de fantasía heroica Robert E. Howard, no deberían ver la decepcionante versión de Marcus Nispel, un pálido reflejo de aquella que ni de lejos logrará, no ya superar, sino alcanzar al menos la notoriedad de su referente. No podrán evitar sentir una gran desilusión por multitud de motivos, de entre los cuales y principalmente, porque el nuevo Conan el bárbaro es un pobre remake sin personalidad propia del film homónimo de 1982, realizado, a partir de un molde prefabricado, por un director de films más bien mediocres.
Jason Momoa no es Arnold Schwarzenegger: nunca acabas de creerte el personaje por su floja interpretación y por carecer del carisma del ya veterano actor hasta hace poco gobernador de California. Y el guión se limita a reproducir los mismos hechos que ya se nos contaron hace tres décadas: al Conan niño le matan a su familia unos malvados guerreros y años más tarde se venga como él sabe, masacrando todo bicho viviente.
En el apartado visual debe denunciarse su esquemática pobreza, disimulada no obstante por un exceso de efectismo digital tan propio de estos tiempos. Y finalmente, la banda sonora es la sombra de la que creó Basil Poledouris para las dos películas –Conan, el bárbaro (1982) y Conan, el destructor (1984)– que mejor recrearon ese universo de “espada y brujería” que desarrolló E. Howard.
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