(2) EL CASO FAREWELL, de Christian Carion.

ESPÍAS CONTRA LA U.R.S.S.
Sabemos que el hundimiento del bloque soviético y del “Telón de acero” en general tuvo unos antecedentes que podemos concretar en los malos resultados económicos de su planificación colectiva, en la llamada “Guerra de las Galaxias” estadounidense como plan estratético militar que los rusos no pudieran neutralizar por razones financieras, en la fracasada Guerra de Afganistán y en la militancia anticomunista del papa Juan Pablo II y del sindicato católico polaco Solidaridad. Y, como se encarga de ilustrarnos este film, a partir de 1981 también fue fundamental la neutralización de toda la red de informadores que los soviéticos tenían en Occidente gracias a las decisivas filtraciones de datos del coronel de la KGB Grigoriev -su nombre verdadero fue Vladimir Vertrov-, decepcionado con el sistema soviético en general y con la política militar de Brezhnev en particular.
El caso Farewell, como se llamó para despistar a esta colaboración desinteresada de espionaje entre el citado coronel y un funcionario de la embajada francesa en Moscú llamado Pierre Froment, supuso el principio del fin del Imperio Soviético, con el acercamiento diplomático entre dos presidentes hasta entonces recíprocamente desconfiados; el republicano Ronald Reagan y el socialista François Mitterand, mientras Gorbachov planeaba desmantelar el sistema totalitario de su país con la famosa “Perestroika”. El film tiene como fuentes de inspiración tanto la novela Bonjour Farewell de Seguei Kostine como un guión de Eric Raynoud, fruto de numerosas entrevistas con agentes del servicio secreto francés que intervinieron en el asunto, además de las aportaciones de abundantes confidentes espontáneos que contaron sus experiencias a condición de no perder el anonimato.
La película tiene como particularidad estar protagonizada, como actores principales, por dos realizadores de cine: el serbio Emir Kusturica y el galo Guillaume Canet, casado con la actriz Marion Cotillard, de quien acaba de estrenarse Pequeñas cosas sin importancia. En papeles menores aparecen Willem DeFoe, Fred Ward y Niels Arestrup, entre otros.
Hablada en ruso, francés e inglés, El caso Farewell es un típico relato de espías que tiene la virtud de presentar a los agentes secretos como seres humanos corrientes, sin cualidades excepcionales, haciendo su trabajo de forma arriesgada pero rutinaria y con algunos problemas familiares causados por las particularidades de su profesión. Tampoco falta la acusación contra el cinismo de aquellos gobiernos que disfrazan sus inmoralidades como “razones de estado”.
Aunque el modelo establecido por J. L. Mankiewicz en Operación Cicerón permanezca insuperado, la película que nos ocupa no pretende ser un ejercicio de suspense sino un poco conocido documento histórico mostrado en clave realista pese a estar interpretado por actores. A mi juicio, pese a los evidentes aciertos, le sobra ese molesto tufillo de Guerra Fría gracias al cual los comunistas siguen apareciendo como sádicos, desconfiados y algo tontos.
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