(2) KUNG FU PANDA 2, de Jennifer Yuh.

RESPETABLE SECUELA
El debut como directora de Jennifer Yuh, técnico con amplia y variada experiencia en el seno de DreamWorks, se me antoja una respetable secuela de la divertida Kung Fu Panda (2008), cinta de animación que adaptaba, en tono paródico, el argumento típico de las películas de artes marciales como Tigre y dragón (2000), Hero (2002) y La casa de las dagas voladoras (2004) y lo situaba en un universo poblado por animales antropomorfizados.
Libérrima versión de Los siete samuráis (1954), del maestro Kurosawa, Kung Fu Panda 2 sigue las andanzas del oso panda Po, quien tiene que enfrentarse, junto al resto de Los Cinco Furiosos, a un temible villano que planea utilizar un arma secreta para conquistar China y destruir el Kung Fu, por lo que deberá buscar en su pasado y descubrir el secreto de sus orígenes. La trama, desde luego, no tiene nada de original, ni el guión es digno ejemplo de complejidad narrativa, pero resulta un aceptable entretenimiento gracias a las abundantes escenas de acción, a la ausencia de tiempos muertos, a unos diálogos llenos de comicidad, a la acertada mezcla de técnicas de animación —mediante los que se distingue la narración en off, los flash back, los recuerdos y el mundo onírico— y, finalmente, a una minuciosa recreación de la estética oriental mediante un trazo propio del folletín turístico pero dotado de un fuerte atractivo visual.
Kung Fu Panda 2 se limita a seguir la inercia de su exitosa predecesora, sin riesgos innecesarios, y mantiene la jerga de película infantil. Sin alcanzar la excelencia de los mejores títulos de Pixar, la presente animación de DreamWorks demuestra que se puede hacer taquilla armonizando el legítimo afán lucrativo con cierta pretensión artística y amor al cine.
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