(2) BESTEZUELAS, de Carles Pastor.

VIDAS AL LÍMITE
El director valenciano Carles Pastor confecciona en Bestezuelas, su útlimo film, un sobrio y eficiente thriller que, enmarcado en el opaco mundo de las carreras de galgos, narra un apasionado triángulo amoroso de bajos fondos. Por lo pronto, llama especialmente la atención la solidez de un guión que presta mucha atención a la credibilidad de ambientes y personajes, alcanzando ese grado de verismo que suele faltar en nuestra cinematografía, si bien el universo mostrado, donde se dan cita el dinero de las apuestas, el consumo de drogas, las pasiones desatadas y un asesinato que sirve de punto de inflexión de los acontecimientos apenas se sale de los estrechos y convencionales márgenes del citado género.
Con un presupuesto más bien escaso, el director de Campo de fresas (2004), A ras de suelo (2005) y Comida para gatos (2008) hace de la necesidad virtud y logra trascender una historia de perdedores desarraigados con una loable reflexión, muy oportuna en estos tiempos, sobre la imposibilidad de hacer realidad los sueños y un certero retrato de la mediocridad humana. El vetusto canódromo se convierte en el film en una perspicaz metáfora sobre la vida: al igual que los perros de carreras, el ser humano persigue —entre la ingenuidad y la desesperación— esos conejos de trapo que son las legítimas pero inalcanzables aspiraciones de prosperidad.
Sin duda, la participación de reconocidos actores, como Gustavo Salmerón, Marián Álvarez y Roger Casamajor, junto a un competente elenco de actores secundarios, logra ese punto de frescura que distingue el presente film. El hecho de estar rodado en Valencia, cuyo paisaje urbano aparece frecuentemente en pantalla, despierta la simpatía hacia la película que ganó el Premio del Público en la pasada Mostra de València.
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