(0) ALEXIA, de Pedro Eugenio Delgado.

RETRATO DE UN SACRIFICIO
Imaginen el ambiente de fervor católico en el que se educó Alexia, la joven protagonista de la película, cuando, a finales de su prolongado sufrimiento a causa de una funesta enfermedad, afirmó tajante: “Jesús, yo quiero ponerme buena, quiero curarme; pero si Tú no quieres, yo quiero lo que Tú quieras”. Tal grado de abnegación a la causa religiosa, ejemplo insuperable de sacrificio personal que incitó el ineludible proceso de beatificación, es lo que quiso mostrar Javier Fesser en la laureada Camino (2008) –seis 6 premios Goya: Mejor película, Mejor director, Mejor guión original, Mejor actriz, Mejor actor de reparto y Mejor actriz revelación–, desgarrador retrato de un calvario gestado en un contexto de fundamentalismo cristiano y mordaz crítica del Opus Dei.
Desde el punto de vista puramente cinematográfico, Alexia es un sobrio, íntimo y emotivo documental que, partiendo de abundante material de archivo –fotos, películas caseras, prensa escrita, etc.– y el testimonio de sus familiares, profesoras, amigas, médicos y sacerdotes que la ayudaron, reconstruye con intencionalidad hagiográfica “la verdadera historia” de Alexia González-Barros, una adolescente que contrajo un tumor maligno que le causó la muerte el 5 de diciembre de 1985, y que por la fe, la entereza y la alegría con que afrontó su enfermedad actualmente está en proceso de beatificación. Auténtico santoral elegíaco, la película –narrada con una doble voz en off, el de la misma Alexia y el de su ángel de la guarda Hugo– muestra las diferentes etapas vitales de la protagonista, su nacimiento, su infancia y posterior adolescencia, con un grado de detalle sorprendente, convirtiendo sus juguetes preferidos en iconos sagrados objeto de veneración y numerosas anécdotas curiosas en ejemplos de trascendencia ascética. En su última parte, centrada ya en su decadencia física, la descarada apelación a los sentimientos del espectador se hace ineludible, provocando la lógica aflicción del respetable público, la mayoría familias numerosas congregadas disciplinadamente.
Un discreto documental, en definitiva, con una clara intencionalidad, cuya principal virtud es que no trata de engañar a nadie.
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