(2) UNA DULCE MENTIRA, de Pierre Salvadori.

LOS ENREDOS DEL AMOR
Alejado del ingenio y del talento que inspiró su brillante comedia Usted primero (2003), el realizador y guionista francés de origen tunecino Pierre Salvadori nos propone ahora una discreta comedia de enredo de corte vodevilesco, dibujada con un trazo grueso y esquemático, carente de los matices y las sutilezas de aquélla.
Una dulce mentira reproduce un triángulo romántico inusual, formado por un humilde y bondadoso chico para todo, la joven dueña de una peluquería y su inestable madre. Paralizado por su timidez, Jean escribe una declaración de amor a Emilie, su objeto de deseo, pero ella utiliza su carta para mandársela a Maddy, con la esperanza de que ésta supere su depresión al no aceptar que la dejara su marido. A partir de ahí, el conflicto está servido. Concatenando una sucesión de malentendidos, equívocos y oportunas casualidades, la narración conduce a los protagonistas a un torbellino emocional alargado artificiosamente en lo que comúnmente llamamos un “cine de guión”, cuyas acciones y sentimientos vienen impuestos por las necesidades de éste más que por el lógico desarrollo de la trama.
Una dulce mentira peca, además, de una construcción superficial de personajes y espacios vitales, sin evitar el encasillamiento de la estrella Audrey Tautou, convertida tras su encarnación de Amélie en el paradigma de chica adorable, que casa mal con la antipatía que provoca su papel de joven alcahueta víctima, finalmente, de su propia medicina. No obstante, el film se mantiene gracias a la destacable actuación de la veterana actriz Nathalie Baye y a las agradecidas intervenciones de unos secundarios que aportan gran comicidad.
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