(3) EN EL CENTRO DE LA TORMENTA, de Bertrand Tavernier.

PESTILENTES AGUAS PANTANOSAS
Adaptación actualizada de una novela negra del sureño James Lee Burke, En el centro de la tormenta es un thriller policíaco ambientado en Louisiana (USA) y protagonizada por el detective Dave Robicheaux, personaje que conduce el relato en primera persona con algunos pasajes en off, y que debe investigar una serie de asesinatos de jovencitas, crímenes extrañamente ligados al hallazgo del cadáver de un hombre negro en los pantanos, víctima del violento clima racista de los años 60. El detective está interpretado por Tommy Lee Jones, un actor sobrio y eficaz capaz de encarnar las múltiples facetas de su complejo personaje, un antiguo oficial en Vietnam que ahora defiende la ley preocupado por la justicia pero con incontrolables accesos de ira, racionalista y a la vez intuitivo, compasivo con los débiles pero intransigente con los malvados, de talante liberal pero de raíces católicas, moralmente vitalista pero acosado por el sentimiento de culpa…
El film se rodó en escenarios naturales, con fotografía en scope, sonido directo —importancia de las voces en v.o.— y pone en evidencia el admirable clasicismo narrativo de Tavernier —en la línea de Roman Polanski o de un Clint Eastwood— buscando siempre en cada plano el encuadre más efectivo y el ángulo más justo, respetando en el montaje un ritmo pausado tendente a enseñar más que a impresionar con acciones trepidantes o detalles escabrosos. Queda patente en la ambientación la preocupación por la autenticidad y por la verdad expresiva —marismas, prados, casas, objetos— así como la honestidad del equipo en el logro de una mirada realista sobre los habitantes del sur —lengua, vestidos, costumbres, creencias— que evita cualquier tópico sudista al uso. Muy interesante, en este sentido, la utilización de una música variada en la banda sonora, desde el blues tradicional y la canción étnica hasta alguna hermosa aria de Haendel.
Se aprecia en la película la importancia del pasado proyectándose sobre el presente: batallas y crímenes de antaño parecen revivir y enlazar con la oscura trama que intenta desentrañar el teniente Dave Robicheaux. El rodaje en ese mismo escenario de una película sobre la guerra de Secesión permite introducir en la realidad actual una serie de escenas oníricas en las que soldados confederados descansan tras la derrota y un viejo general conversa con el protagonista sobre la ética en tiempos de dificultad. La fotografía en tonos grises y apagados describe tanto la fetidez del pantanoso lugar como el clima de corrupción que se ha apoderado del estado tras el paso del huracán Katrina, con mafiosos apropiándose de las ayudas federales —excelente John Goodman en el papel de Balbaloni—.
A destacar finalmente el talento narrativo de Tavernier y especialmente su inteligente uso de las elipsis para evitar redundancias o imágenes morbosas: en las secuencias apunta una serie de hechos o de circunstancias y apsa a la siguiente escena para que sea el propio espectador quien saque sus conclusiones, siempre con la valiosa ayuda de unos diálogos tan precisos como directos.
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