(4) WINTER’S BONE, de Debra Granik.

INQUIETANTE AMÉRICA PROFUNDA
Adaptación de la novela homónima de Daniel Woodrell, que colaboró con la realizadora en la elaboración del guión, Winter’s bone nos llega como la gran triunfadora del Festival de Sundance 2010, además de venir avalada con cuatro candidaturas a los próximos Óscar. Esta magnífica película fue rodada en los mismos escenarios naturales descritos en el libro, utilizando sus paisajes, ropas usadas, objetos originales e incluso algunos pobladores del lugar como figurantes. El meticuloso trabajo de campo incluyó el contacto con algunos cantantes country en función de asesores para que la música folklórica utilizada tuviera la mayor autenticidad posible.
Esta voluntad de realismo es una de las virtudes principales del film, un drama rural con muchas de las características del thriller que tiene como eje narrativo a la protagonista Ree Dolly -una adolescente magistralmente interpretada por la actriz Jennifer Lawrence- cuyo desamparo y permanente marginación ella intenta superar con una férrea voluntad de lucha por la supervivencia, por la salvación económica de su familia y por el descubrimiento de la verdad frente a la decretada «ley del silencio».
Un relato intenso, duro y complejo que evita sin embargo caer en el morbo sensacionalista, pues los momentos más brutales aparecen sólo sugeridos mediante elipsis. La película está ambientada en los bosques de Misuri (USA) habitados por gente de gran pobreza, escasa educación, toscos modales y un lenguaje peculiar, unos ciudadanos de segunda -lejos del sueño americano- cuya tipología en versión italiana ya fue retratada en la pantalla por Ettore Scola en Brutos, sucios y malos de 1976.
En esta ocasión, el pulso narrativo de Debra Granik se muestra firme pero también respetuoso: el clima de violencia y degradación moral de la comunidad no excluye cierta esperanza encarnada en la valiente actitud de la joven protagonista, rodeada de gente tan dada al trapicheo de estupefacientes y recelo ante la ley como adicta a las armas de fuego.
Winter’s bone dirige pues su mirada a un mundo real con la clara intención de superar los habituales tópicos sobre los habitantes del sur estadounidense, casi siempre mostrados en el cine como unos paletos, excéntricos cuando no crules psicópatas y muy desconfiados cuando no seriamente tarados. La película pretende romper clichés hablándonos de verdaderos seres humanos.
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