(2) CARTAS AL PADRE JACOB, de Klaus Härö.

CAMINO DE REDENCIÓN
El cuarto largometraje del finlandés Klaus Härö sirve de presentación en nuestro país de este director repetidamente galardonado en festivales internacionales que, esta vez, ha realizado un film independiente, de reducido presupuesto, en formato digital y de una duración de apenas hora y cuarto. La modestia del producto no impide sin embargo que sus características nos remitan a algunas de las obras de cineastas nórdicos como el danés Dreyer (Dies irae, Ordet) o el sueco Bergman (El 7º sello, Los comulgantes). El primero, profundamente traumatizado por ser hijo de madre soltera, abogando por el perdón y la reconciliación entre los seres humanos. El segundo, hijo de un severo pastor protestante, incapaz de concebir el alma humana sin la constante presencia de la angustia y el escepticismo.
Lejos de la excelencia de ambos maestros, Cartas al padre Jacob imita su letra (argumento) pero en su ortodoxia se muestra incapaz de alcanzar aquellas cimas de lirismo y trascendencia. En esta ocasión, una homicida condenada a cadena perpetua, pero indultada tras unos años de cárcel, acude a ayudar en las tareas de correspondencia postal a un cura viejo y ciego, incapaz de atender una parroquia sin fieles.
En el discurso de Klaus Härö predomina una mirada melodramática caracterizada por la consideración emocional de unos personajes que rara vez logran trascender lo anecdótico. La película no obstante, tiene esa dignidad del modesto cine de autor correctamente realizado y que se preocupa por temas como la soledad, la fraternidad, la ancianidad y la muerte, con el eco lejano del ya clásico “silencio de Dios”. Añadamos a ello la proverbial presencia de una naturaleza que enmarca y condiciona a los personajes hasta llegar a difuminarlos en el encuadre.
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