(1) MONSTERS, de Gareth Edwards.

CRÓNICA SENTIMENTAL EN CONTEXTO APOCALÍPTICO
Relegado injustamente al ámbito de la serie B, un concepto actualmente dotado de significado peyorativo pero que en su origen acunó auténticos clásicos del cine, el género fantástico ha sufrido, no sin motivo, un complejo de inferioridad respecto al resto de géneros cinematográficos. Pero su renovación –narrativa y estilística–, de la mano de la cinta surcoreana The host (2006) y de la película estadounidense Monstruoso (2008), consagró una fórmula de éxito explotada en los últimos tiempos que alcanzó su consolidación en Distrito 9 (2009) y en La carretera (The road) (2009). Consistía, básicamente, en contar una historia personal en un contexto apocalíptico –el ataque de un horrible monstruo, una invasión extraterrestre, un cataclismo a nivel planetario, etc–, centrando la atención en las consecuencias del mismo en un individuo concreto o en un grupo de personas. No obstante, parece que la fórmula mencionada empieza a dar signos de agotamiento ya que la novedad empieza a ser sustituida por la previsible reiteración de los mismos tópicos y clichés de siempre. Skyline (2010) fue una decepción que presagiaba el cambio.
Monsters, el debut en la dirección de largometrajes del técnico británico de efectos especiales Gareth Edwards, es la confirmación del evidente desgaste. En él, asistimos a la crónica sentimental de dos personas, un reportero gráfico y la hija de su jefe, que huyen de una zona contaminada por una invasión alienígena. Lo de menos son los bichos que pululan por la frontera entre México y Estados Unidos. Floja.
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