(1) THE GREEN HORNET, de Michel Gondry.

HEROISMO FRIKI
De un tiempo a esta parte, cualquier persona disfrazada y con una máscara puede ser considerada un héroe. Más allá de valoraciones subjetivas, Kick-ass (2010) y Scott Pilgrim contra el mundo (2010) nos enseñaron que, lejos del modelo clásico de héroe, aquel que reivindica valores, actitudes y cualidades excelsas más propias de los dioses olímpicos que de los simples mortales, existe una versión más mundana e imperfecta donde el empollón, el friki o directamente el perdedor asume, consciente o inconscientemente, tal condición.
Consecuencia directa de ello es la inevitable caricaturización del personaje, porque tan opuesta del realismo es esta concepción como el objeto de su crítica. No nos engañemos. El avispón verde es un payaso… con muchos recursos eso sí, cuyas ocurrencias provocan la vergüenza ajena y su comportamiento, entre infantil y estúpido, no encaja en la imagen mental que tenemos de un héroe. El film es, por tanto, una parodia más que se burla del heroísmo clásico. Cosas de la posmodernidad.
Pero a la decepción conceptual se le añade otra más, la narrativa. The Green Hornet posee la típica estructura de una película de acción superheroica. Nada más. Tras asumir su identidad secreta por motivaciones de lo más endebles, el intrépido protagonista, basado en un personaje radiofónico de la década de los años 30 del siglo pasado, se dedica a patrullar de noche junto a su inseparable socio por las calles de la ciudad dando caña a los delincuentes. Hasta que se encuentra con el pez gordo, un villano tan loco como su antagonista. Su enfrentamiento está sembrado de numerosas escenas de acción que se alargan hasta el aburrimiento.
Es una pena que el director de ¡Olvídate de mí! (2004) y Rebobine, por favor (2008), Michel Gondry, se deje tentar por la senda de lo rutinario y lo previsible, sin que su innovador estilo visual compense este mediocre producto fílmico.
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