GERARDO OLIVARES, DIRECTOR DE “ENTRELOBOS”

“ENTRELOBOS ES UNA HISTORIA DE AMOR ENTRE UN NIÑO Y LA NATURALEZA”
Es una historia desconocida, impactante y, sobre todo, real. El director cordobés Gerardo Olivares acaba de presentar en Valencia Entrelobos, una arriesgada e insólita película que recrea la terrible historia de Marcos Rodríguez Pantoja, acaecida en los años 60 y silenciada por el franquismo. Marcos nació en Añora (Córdoba) el 7 de junio de 1943 y a los siete años fue vendido por su padre a un cabrero que se lo llevó a Sierra Morena a cuidar el ganado. Un día muere el cabrero y 12 años más tarde un cazador que perseguía a un jabalí encuentra a un joven vestido con andrajos. El joven había pasado 12 años viviendo con una jauría de lobos, perdido en la sierra y sin ningún contacto con la civilización.
¿Cómo llegó el caso de Marcos a tu conocimiento?
Por casualidad. Todo comenzó el 20 de enero de 2007, cuando leí una noticia en el periódico sobre una chica que habían encontrado en la selva de Camboya que había estado 20 años perdida. El artículo acababa citando una web que recogía casos similares. Allí encontré el caso de Marcos Rodríguez Pantoja. Enseguida me interesé por su historia.
Describe el proceso de documentación para escribir el guión.
En 1978, Gabriel Janer Manila, catedrático de Antropología de la Universidad de Mallorca, conoce a Marcos y hace su tesis doctoral sobre el caso, que acaba publicando. Es la primera documentación que tengo sobre el personaje, el pilar sobre el que se sienta el guión.
¿Fue fácil encontrar a Marcos?
Para nada. Me costó un año localizarle. El antropólogo me dijo que creía que estaba muerto. Entonces fui al pueblo donde nació, Añora, donde encontré su certificado de nacimiento. Lo último que sabían sus familiares era que estaba viviendo en una cueva de la provincia de Málaga. Fue a través de un detective privado que supe que estaba vivo. Lo encontró en una aldea de Orense. Se ve que trabajando en Fuengirola conoció a un gallego que tenía un restaurante que, tras fallecer su mujer, volvió a Galicia acompañado de Marcos. Llamé a éste y al final le convencí de mis buenas intenciones. Así conocí a Marcos.
¿Qué era lo que más te interesaba contar de su odisea en plena naturaleza?
Lo que más me interesaba de su historia eran los 12 años que pasó aislado en el corazón de Sierra Morena: cómo se adapta a la naturaleza, cómo sobrevive aprendiendo a hacer fuego, a cazar, a pescar, a recolectar frutos salvajes; cómo se hizo amigo de unos lobos que tenían allí su zona de caza. Cinematográficamente hablando me interesaba mucho llevar al niño a un extremo de casi inanición, tras quedarse solo en pleno bosque, y a partir de ahí ver cómo espabila y se adapta al entorno. Es un claro ejemplo de supervivencia mediante la adaptación al medio.
Pero antes reflejas su anterior vida, hijo de una familia pobre y desestructurada de pastores que decide venderlo a su patrón.
Claro, era importante mostrar eso en la pantalla, primero porque así sabes cómo llega a ese Valle del Silencio, un perdido lugar de Sierra Morena, y segundo porque sirve de contraste y te permite comprender por qué Marcos cada vez que veía a alguien en el valle se escondía. No quería volver con su familia. Evitaba cualquier contacto con otro ser humano, pues había conocido su lado negativo. Para él, los animales son mejor que las personas. De hecho, tras devolverle a la civilización, cayó en manos de gente que lo maltrató, que se rió de él, que lo menospreció.
Rodaste en el Parque Natural Cardeña–Montoro de Córdoba, donde conviven tres especies únicas de la fauna ibérica y que están en peligro de extinción: el lince, el águila imperial y el lobo ibérico. ¿Qué tal la experiencia?
Maravillosa. Increíble. Rodando allí he querido reflejar el paraíso en el que llegó a vivir Marcos. En nuestras numerosas conversaciones, me ha insistido en que los mejores años de su vida fueron los años que vivió en el valle, en plena naturaleza. Fíjate cómo ha determinado en su vida su experiencia en ella que no ha podido adaptarse a vivir en sociedad. Ello me ha hecho reflexionar: el ser humano en la naturaleza es más feliz que alejado de ella. Marcos tiene más miedo al hombre que a los lobos, está más a gusto en el bosque que en la ciudad. Entrelobos es una hermosa historia de amor entre un niño y la naturaleza.
De hecho, no nos han educado para vivir en la naturaleza. Seríamos incapaces de sobrevivir en el campo si desapareciera de repente la civilización.
Parece mentira que la naturaleza haya cubierto al ser humano todas sus necesidades a lo largo de la historia. Hay una cultura agrícola y ganadera que desgraciadamente se está perdiendo conforme va muriendo la última generación de campesinos “tradicionales”, no industrializados. ¿Cuánta gente conoce las variedades de un árbol o de una planta, qué características tienen, para qué se utilizan, dónde se pueden encontrar, cuándo florecen, qué frutos da, etc? Hemos perdido el contacto primigenio con la madre naturaleza, por eso el ser humano es capaz de destruirla por egoísmo y ambición. Creemos que estamos por encima de ella y no es así. Deberíamos ser más humildes y protegerla para dejársela a nuestros descendientes igual que la heredamos de nuestros mayores.
Resulta sorprendente el protagonismo que adquieren también los lobos en la historia. ¿Cómo se rueda con animales?
En España no hay ninguna manada de lobos ibéricos amaestrada para el rodaje de spots publicitarios, reportajes, documentales, etc. Hubiera sido más fácil para mí rodar con lobos centroeuropeos o canadienses. Pero en la península ibérica hay una variedad del lobo específica, y yo me empeñé en rodar con lobos autóctonos. Pero es imposible rodar con animales en una película de ficción, donde los tiempos de rodaje son tan limitados y caros. Así que lo que hicimos fue crear una Unidad de Naturaleza dirigido por Joaquín Gutiérrez Acha, el primer productor y director español en realizar documentales para la National Geographic y la BBC, que durante un año entero estuvo rodando aquellos planos y secuencias que, recogidos previamente en un storyboard dibujo por dibujo, necesitábamos para complementar la ficción. Me llena de orgullo decir que Entrelobos es el primer caso en la historia del cine español que una unidad de naturaleza se incorpora a un proyecto cinematográfico de ficción para la gran pantalla.
Pau Vanaclocha
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