(2) VIVIR PARA SIEMPRE, de Gustavo Ron.

MUERTE Y ADOLESCENCIA
El director madrileño Gustavo Ron se atreve a retratar un tema peliagudo y de gran impacto emocional en su segundo largometraje: la muerte de un hijo adolescente por enfermedad. Acostumbrado al tratamiento visceral y lacrimógeno del melodrama actual, donde se apela constantemente a los sentimientos eludiendo cualquier reflexión sobre el fin de la vida, Vivir para siempre tiene el valor de mirar a los ojos a aquello que, por tabú, miedo o respeto, se ha evitado mostrar en la pantalla: que unos padres sobrevivan a su hijo, quien siendo consciente de su próximo fallecimiento escribe y graba una especie de diario audiovisual en el que recoge todos sus pensamientos, sus miedos y temores, con una naturalidad que sorprende y sobrecoge.
Basada en la exitosa novela de Sally Nichols titulada Esto no es justo, Vivir para siempre aporta una nueva mirada sobre la enfermedad y la muerte, destacando la valentía y la sinceridad con que los personajes hablan sobre el tema y se enfrentan, cada uno como puede, al previsible final. Se obvian los peores momentos para hacerlo más soportable, pero el film destaca por un enfoque serio y trascendente, sin eludir la dosis de fantasía e imaginación propia del mundo infantil en el que se contextualiza la acción. A ver.
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