(1) LOS SEDUCTORES, de Pascal Chaumeil.

EL EQUIPO ROMPE-PAREJAS
Este primer largometraje de Pascal Chaumeil, realizador de spots publicitarios y telefilmes, es una comedia romántica que ha sido un gran éxito de taquilla en Francia, aunque su rodaje solamente duró 45 días tanto en exteriores naturales como en decorados de estudio. Las razones de su gancho comercial parecen radicar tanto en el peso del star-system (Romain Duris y Vanessa Paradis son sus protagonistas) como en el mundo de superlujo que sirve de marco al film (Montecarlo con sus hoteles, cochazos, yates y gente de porte aristocrático).
No es difícil observar, sin embargo, lo prefabricado y convencional que es su guión, con situaciones forzadas sin el mínimo de lógica exigible donde los sentimientos se imponen al sentido común y el amor triunfa sobre los intereses. Ya sabemos que todo género fílmico tiene sus reglas de juego, a menudo establecidas con bastante rigidez, pero también es verdad que los grandes cineastas (Capra, Lubitsch, Wilder, etc.) las supieron utilizar para innovar formas narrativas o para profundizar en la condición humana.
No es el caso de Los seductores, un previsible relato sobre un trío familiar dedicado profesionalmente, por encargo, a romper compromisos matrimoniales seduciendo a las prometidas, aunque siempre respetando un peculiar código deontológico. Parte del metraje se dedica a rendir homenaje a la película Dirty dancing. Allá ellos.
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