(1) GRU. MI VILLANO FAVORITO, de Pierre Coffin, Chris Renaud y Sergio Pablos.

HASTA LOS MALVADOS TIENEN CORAZÓN
Atraído por el apetitoso pastel que representa el floreciente mercado de la animación digital, en el que apenas se nota la crisis económica, Universal Studios se introduce en esa lucha encarnizada por el público infantil que mantienen las ya conocidas productoras Pixar-Disney, Fox y Sony con una discreta cinta en 3D cuya “original” novedad es la desmitificación del villano clásico, en concreto un tipo borde y antipático que pretende ejecutar el más espectacular robo de la Historia, desea sustraer la Luna ni más ni menos.
Gru se sirve egoístamente de tres pequeñas huérfanas, a las que engaña para poder derrotar a un feroz competidor que le está haciendo la vida imposible. Pero claro, el contacto con ellas va reblandeciendo su frío corazón hasta transformarse gracias al poder del amor en un padre ejemplar.
Gru. Mi villano favorito posee algún gag acertado, pero su nivel de lectura es el propio de los niños a los que va dirigido, lejos de la complejidad argumental y/o la mala leche de otras producciones también destinadas al público adulto, como Shrek (2001), Ratatouille (2007), Wall-E (2008). Sí hay, por aquello de adaptarse a los nuevos tiempos, una sucinta crítica al sistema bancario al reflejar las dificultades del protagonista para que el Banco del Mal le conceda un préstamo para financiar su malvada empresa, pero nuevamente los buenos sentimientos endulzan y simplifican un relato que maniquea la realidad y la reduce a una cuestión de buenos y malos sin matices ni claroscuros. Distrae.
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