(1) COME REZA AMA, de Ryan Murphy.

TURISMO TERAPÉUTICO
A medio camino entre un pintoresco manual de autoayuda y una exótica guía de viajes, Come reza ama pertenece a ese tipo de películas que narra el proceso de redención y/o autodescubrimiento en el que el personaje protagonista supera su crisis existencial, vence los obstáculos y alcanza la completa felicidad tras culminar un viaje iniciático, tanto físico como espiritual. Mientras soportaba sus más de dos horas y cuarto de duración, no pude evitar recordar otros films de similar temática como Bajo el sol de la Toscana (2003) o Un buen año (2006), que reproducen fielmente este esquema narrativo que tan rentable ha salido para el cine de Hollywood, adicto a las historias de superación personal y necesitado de finales gratificantes.
Discreta adaptación al cine del libro de memorias de Elizabeth Gilbert, un inesperado fenómeno literario, Come reza ama nos introduce en la vida de una escritora infeliz que abandona su cómoda existencia e inicia un inolvidable viaje por el mundo para encontrarse a sí misma. Tal y como se resalta en el título, comienza su andadura en Italia, donde descubre el placer de la gastronomía y aprende a disfrutar sin sentimiento de culpa; luego sigue en India, donde practica el tan desconocido arte de la meditación para alcanzar el perdón y la iluminación; finalmente redescubre el amor en las paradisíacas playas de Bali, donde finaliza su “reconversión”.
Los pilares sobre los que se asienta tal pastiche espiritual, ascético e introspectivo envuelto en una estética kitsch son principalmente dos: 1) una magnífica fotografía de Robert Richardson, que combina bellos exteriores con resabidas postales de célebres ciudades turísticas, idealizadas hasta lo empalagoso con esa saturación de colores chillones y un tono casi onírico; 2) un elenco de actores sabiamente elegidos entre los que destacan especialmente la omnipresencia de Julia Roberts, actriz que todavía vive de rentas pasadas, y un desaprovechado Javier Bardem, por el insignificante papel que le ha tocado encarnar.
Resumiendo, Come reza ama es un simpático pero previsible drama romántico que acumula tópicos, clichés y lugares comunes propios del género, el más importante —por su gravedad—, que todo se reduce a encontrar a la media naranja, a ese príncipe azul cortés y galante, masculino pero sensible, amante y rico, que siempre se ha venido a llamar “un buen partido”.
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