(1) SÓLO ELLOS, de Scott Hicks.

LAS TRIBULACIONES DE UN VIUDO CON HIJOS
Esta adaptación de la novela autobiográfica de Simon Carr, periodista británico que publica en The Independent, es un melodrama familiar, con algunas escenas de comedia, que maneja los resortes emocionales de forma comedida gracias al oficio delicado y sensible de Scott Hicks, una realizador australiano que causó cierto impacto con su film Shine (1996), y a la ajustada labor interpretativa de Clive Owen como protagonista.
El guión se limita a desarrollar de forma sencilla y directa una serie de situaciones en torno a los problemas afectivos y educativos de un viudo con dos hijos procedentes de diferentes matrimonios.
Sólo ellos es una discreta aunque correcta película sobre complicadas relaciones paterno-filiales, con atinadas referencias a conflictos habituales de cada día en torno a los niños y adolescentes, relacionadas sobre todo con su formación, en la que conviene evitar un exceso proteccionismo pero también una total permisividad. En suma, un relato elaborado básicamente con sentimientos pero que permite además al espectador preguntarse sobre los límites entre diversión y disciplina, sobre la responsabilidad paterna respecto a los hijos, sobre las dificultades para superar el dolor provocado por una grave pérdida familiar y sobre la escasa aptitud del varón para atender a su propia prole por culpa de una errónea educación que le hace competente para el trabajo profesional pero torpe para el buen gobierno del hogar.
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