(4) MÀSCARES, de Elisabet Cabeza y Esteve Riambau.

MAGIA Y LOCURA DEL TEATRO
El gran actor Josep María Pou es el protagonista y el eje fundamental del excelente documental que Elisabet Cabeza y Esteve Riambau han realizado sobre el complejo y fascinante mundo de la creación escénica, mostrando la última representación de La cabra, de Edward Albee, y el largo proceso de montaje de la obra Su seguro servidor: Orson Welles, de Richard France, que relata los últimos días del genial actor y director (radio, teatro y cine) Welles cuando, siendo ya septuagenario, evoca sus momentos de esplendor mientras se dedica a sobrevivir grabando spots publicitarios y esperando en vano que Hollywood le financie la terminación de su film inconcluso Don Quijote.
Producido por Antonio Chavarrías y rodado por un reducido equipo en catalán y castellano, Màscares muestra con detalle la elaboración de la puesta en escena de un espectáculo, la paulatina transformación del actor en personaje, los trucos del oficio, la rigurosa técnica interpretativa necesaria para transmitir las emociones al espectador, así como la forma más adecuada de decir los textos. La meta: lograr la perfecta simbiosis entre arte y trabajo, entre sentimientos e inteligencia. Este documental desmenuza las diversas etapas de gestación de la obra sobre Orson Welles: lectura y corrección de diálogos, movimientos del actor, atrezzo, vestuario, maquillaje, luces y decoración… hasta llegar al temido pero glorioso día de estreno, cuando la representación adquiere todo su sentido ante el público.
En el proceso de creación del personaje saldrá a relucir la esquizofrenia del actor pero también la magia de la expresión teatral. Lo que fue truco en el cine es ahora presencia material sobre el escenario. De la ilusión basada en la técnica fílmica nos trasladamos a la existencia real de los cuerpos sobre las tablas en un tiempo presente.
La actividad de los distintos profesionales entre bambalinas nos desvela la “carpintería” teatral necesaria para producir el efecto realidad en los espectadores. Entre bastidores, dedse el fondo del escenario, se mueven los hilos de la farsa que proyecta sus mágicos efectos sobre las butacas de la sala. Màscares es, pues, una mirada cinematográfica sobre el oficio de actor, un documento sobre la fascinación de toda representación escénica, un juego de espejos y un baile de disfraces que comienza en el momento en que se alza el telón. También es un emotivo homenaje a la profesión de cómico, un oficio que se convierte en una forma de vida.
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