(3) (500) DÍAS JUNTOS, de Marc Webb.

CRÓNICA DE UN AMOR
Primera película dirigida por Marc Webb a partir de un guión definido por sus autores como anatomía de un romance y escrito con multitud de elementos autobiográficos. Pese a ello logra trascender el previsible subjetivismo masculino para narrar una historia de amor de validez universal, pues su condición de relato basado en observaciones y experiencias ya superadas permite el distanciamiento y la reflexión. El punto de vista narrativo corre a cargo de Tom, el protagonista, que encuentra y se enamora de la atractiva Summer en el empresa de Los Ángeles donde ambos trabajan.
Lo que distingue (500) días juntos de otras comedias similares es la originalidad, la honestidad y el talento que la caracterizan. La mayoría de películas sobre relaciones amorosas se basan invariablemente en principios y valores del romanticismo: los idilios son consecuencia del destino (flechazo); sólo existe una “media naranja” que busca y encuentra a su otra mitad; hay una vocación de felicidad eterna; se idealiza al amado/a con todas las perfecciones imaginables; la fuerza de los sentimientos se impone a la realidad; el amor es un remedio mágico contra todos los males; las relaciones son perfectas y permanecen inmutables en el tiempo; el final siempre es gratificante. Son los tópicos que han alimentado desde siempre las novelas y los films llamados “rosa”.
El film de Marc Webb, sin embargo, sorprende por su realismo, entendido éste desde una óptica existencialista: planteamiento postmoderno sin mitos ni dogmas sentimentales; el valor fundamental del presente; el contexto y el paso del tiempo condicionan y van modificando los afectos; la posibilidad del desamor y el sufrimiento; la irrelevancia del azar frente a la voluntad personal; la racionalidad como medio para evitar errores y conflictos; el respeto mutuo; el convencimiento de que la felicidad depende básicamente de uno mismo y de que reside exclusivamente en nuestro interior.
(500) días juntos es una muestra de cine moderno: el relato no es lineal sino un conjunto de fragmentos temporales, un puzzle con saltos hacia delante y hacia atrás donde las secuencias sólo obedecen a los aleatorios mecanismos de la memoria. Formalmente, el realizador recurre a diversos modelos expresivos -musical, documental, pantalla múltiple, letreros, dibujos animados, spots publicaitarios, etc.- para construir un film ameno pero inteligente, una comedia adulta con un sustrato amargo que realiza una ingenuosa voz en off, un tono comedido que afecta incluso a las elípticas secuencias de sexo, una estructura narrativa que mezcla momentos de euforia y de tristeza, de ilusión y de sufrimiento, numerando las desordenadas secuencias del 1 al 500 (días) para advertir al espectador del estado y evolución de las relaciones entre Tom y Summer.
Los distintos caracteres de los protagonistas, sus puntuales coincidencias en gustos -música y cine-, las vivencias vividas que han moldeado sus respectivas personalidades, sus vacilaciones y cambios de ánimo, sus momentos de éxtasis y de desilusión, la pasión que se va enfriando, el dilema entre el amor entendido como sólido compromiso afectivo o como efímera ocasión para el placer… Y cuando llega el fracaso y la separación, considerarlo como un naufragio definitivo o como una simple etapa en la vida, con la posibilidad de nuevas y mejores relaciones.
A la memoria del cinéfilo acude la maestría de Stanley Donen de Dos en la carretera (1967), un film sobre el enamoramiento y el desamor con momentos brillantes y divertidos pero también con otros muy dolorosos. Y atención a la banda sonora, con magníficas canciones pop que revelan en cada momento el estado emocional de los protagonistas.
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