(2) LOS LÍMITES DEL CONTROL, de Jim Jarmusch.

LA QUIETUD DEL ASESINO
Alejado sistemáticamente de cualquier planteamiento comercial, el polémico y controvertido realizador estadounidense Jim Jarmusch ha proporcionado a lo largo de su carrera una ingente filmografía a los aficionados al cine independiente USA, convirtiéndose por méritos propios en un enfant terrible de la cinematografía de aquel país. Los límites del control, estrenado con retraso en Valencia, no es la excepción. Ahora bien, si en sus anteriores films todavía otorgaba a la historia la importancia que merecía, en el citado film ésta acaba diluyéndose para acabar convertido en un simple y peculiar ejercicio de estilo.
Un hombre misterioso y solitario llega a Madrid para realizar una serie de trabajos fuera de la ley –tráfico de diamantes, asesinato–, viajando por toda la península ibérica. En su trayectoria, encuentra personajes de lo más estrafalarios, sacados de la chistera sin atender a una mínima coherencia y sin dar más explicaciones. El argumento, nada original, pasa de depender totalmente de la forma de narrar de un cineasta enemigo declarado de lo convencional: asistimos a la descripción críptica de su vida cotidiana, todas sus manías, sus posturas y gestos, sus miradas al infinito. En ocasiones resulta tediosa la manera en que se recrea en los llamados “tiempos muertos”, esos silencios y contemplaciones en apariencia inservibles, que ofrecen muy poca información y un desarrollo argumental mínimo como para que el espectador busque –si quiere– sus propias respuestas. Hay quien dirá que esa estrategia de resaltar la forma sobre el fondo esconde una grave falta de ideas y de talento, y los habrá que opinen lo contrario. En todo caso, Los límites del control tiene como reclamo el hecho de estar rodado en España y contar con la participación, casi anecdótica eso sí, de reconocidos actores españoles como Óscar Jaenada y Luis Tosar. Bienvenido sea.
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