(1) TERMINATOR SALVATION, de McG.

PRESCINDIBLE SECUELA
Cualquier parecido con la película que inició la franquicia es pura coincidencia. Desprovista de cualquier planteamiento autocrítico o reflexivo —el peligro de abusar de la tecnología, la excesiva dependencia humana a la máquina, la amenaza de un futuro apocalíptico— y volcada en exceso en el efectismo digital, la cuarta entrega de la saga Terminator es una triste sombra de Terminator (1984), considerado uno de los títulos fundamentales del género.
Lo que queda es un híbrido entre Mad Max.Salvajes de autopista (1979) y Transformers (2008) que se limita a narrar las vicisitudes de John Connor, líder de la Resistencia, tras el día del Juicio Final, cuando las máquinas gobiernan el mundo y tratan de aniquilar a la raza humana.
El film es una mera sucesión de escenas de acción —léase constantes persecuciones, explosiones y tiroteos— a partir de un guión que trata de cerrar todos los flecos creados en las secuelas anteriores. Para los fans de la saga. Al resto se le olvidará fácilmente.
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