(1) X-MEN ORÍGENES: LOBEZNO, de Gavin Hood.

LA BESTIA PARDA DE MARVEL
Era cuestión de tiempo. En plena eclosión de adaptaciones cinematográficas de personajes de cómic, faltaba un film dedicado íntegramente a Lobezno, precisamente uno de los más carismáticos de la industria del cómic estadounidense. Creado por Len Wein, Herb Trimpe y John Romita Sr. en 1974 —su primera aparición se produjo dentro de las páginas del nº 180 de The Incredible Hulk—, pronto se convirtió en un referente de su editorial gracias especialmente al escritor Chris Claremont y el dibujante John Byrne, a pesar de su condición de antihéroe debido a su personalidad irascible y su naturaleza indómita, que lo han convertido en uno de los seres más peligrosos del Universo Marvel.
Pese a la inevitable polémica sobre si es fiel o no a su fuente original, X-Men Orígenes: Lobezno no engaña a nadie: es un film atiborrado de acción y efectos especiales que narra, como su nombre indica, los orígenes del personaje, desde su “nacimiento” como mutante hasta su consolidación como “héroe” tras salvar a decenas de ellos del ambicioso coronel Stryker, verdadero villano de la historia, junto a Víctor Creed, alias Dientes de Sable. Pero, como precuela de la trilogía cinematográfica de X-Men, la película también muestra el origen de diversos personajes como Gambito, Cíclope y otros.
No obstante, el film es un poco confuso en su estructura y descuida bastante el tratamiento psicológico de los personajes, tanto que deriva en una especie de videojuego ultraviolento gracias a la concatenación de espectaculares escenas brevemente interrumpidas por otras más “tranquilas”, donde Hugh Jackman luce cuerpo para el deleite del público femenino y una parte del masculino.
Por lo menos, se agradece el esfuerzo de unir tramas y dar un sentido unitario para dar coherencia al Universo Marvel cinematográfico, de cara sin duda a próximos estrenos y reforzar la verosimilitud de los films ya conocidos.
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