(1) UNA PAREJA DE TRES, de David Frankel.

LA MASCOTA
A pesar del equívoco título en español y de una engañosa campaña publicitaria, que la arrinconaba sin remedio en el baúl de las comedias vulgares, Una pareja de tres dice más de lo que aparenta. Además de narrar la divertida y entrañable relación entre un perro y sus jóvenes amos, un matrimonio recién mudado a Florida con pretensiones de comerse el mundo, la película cambia radicalmente de tono a mitad del metraje para adentrarse en el peliagudo territorio del melodrama.Pronto aparecen los conflictos propios de los sucesivos ciclos vitales: la conciliación de la vida laboral y familiar, la llegada de los hijos, la renuncia al éxito profesional, las crisis de pareja… Demasiadas cosas a la vez y sin un orden claro, dando la sensación de que los acontecimientos van sucediéndose a golpe de guión. Eso sin contar con la deriva lacrimógena que toma la subtrama relacionada con el envejecimiento del perro y su fatal –pero inevitable– desenlace. Discreta.
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