(2) EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON, de David Fincher.

ANÓMALO ENVEJECIMIENTO
Se suele medir el tiempo sumando años, pero para el protagonista de esta rocambolesca historia, comienza una cuenta atrás en el instante mismo de su nacimiento. Asistimos, por tanto, a un drástico cambio de perspectiva sobre la medición temporal, en la que se rejuvenece en vez de envejecer, provocado por una sorprendente singularidad, que no es sino una contundente advertencia de la fugacidad de la vida y de la importancia de vivir cada segundo como si fuera el último.
El curioso caso de Benjamin Button, libre adaptación del relato homónimo del escritor estadounidense Francis Scott Fitzgerald, es la historia de un hombre que envejece al revés, lo que condiciona su existencia, especialmente en su vida sentimental, ya que su presencia desincronizada le impide evolucionar al igual que sus semejantes y le condena, a su pesar, a una existencia solitaria.
Para ello, David Fincher combina eficazmente el armazón de un espectacular drama romántico, con constantes rupturas temporales en forma de flashbacks, cambios de localización y logradas transformaciones faciales, con el espíritu transgresor y provocativo del género fantástico. El resultado es un fértil relato que, no obstante, se deja caer con excesiva frecuencia en el pantanoso terreno del sentimentalismo gratuito. Aún así, las casi tres horas de duración apenas se hacen notar, sin duda porque el director domina el narratividad, fundamentada en una planificación exquisita y un calculado sentido del ritmo, sin mencionar la digna interpretación de un Brad Pitt insólito y una Kate Blanchett capaz de envejecer al igual que su personaje.
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