HUGO DOMÉNECH Y RAÚL M. RIEBENBAUER, DIRECTORES DE “LA SOMBRA DEL ICEBERG”

“LA FOTOGRAFÍA DE CAPA NO PIERDE SU VALOR POR SABER QUE FUE PREPARADA”
El profesor de la Facultad de Comunicación Audiovisual de la Universidad Jaume I de Castellón, Hugo Doménech, y el periodista Raúl M. Riebenbauer estrenaron recientemente en Valencia su opera prima, un controvertido documental que pone en cuestión la veracidad de la famosa fotografía “El miliciano muerto” de Robert Capa, con la intención de demostrar que es el resultado de un montaje. Sin pretender deslegitimar el valor del trabajo de Capa, del que se declaran admiradores, los directores de La sombra del iceberg realizan una “autopsia” a la citada fotografía, aportando nuevos puntos de vista a una polémica que, lejos de solucionarse, parece que renace con fuerza gracias a la publicación de nuevas investigaciones tras el descubrimiento de material inédito en México.
¿Qué os llamó a investigar sobre la célebre foto de Robert Capa?
Hugo: Siempre me ha interesado mucho el fotoperiodismo, siendo desde muy joven admirador de las fotografías de la agencia Magnum en general y en concreto las de diversos fotógrafos como Robert Capa o Henri Cartier-Bresson.
Raúl: Aunque nos conocemos desde hace más de dos décadas, el interés por esa fotografía unió nuestros caminos profesionales. Un día nos encontramos de camino a Cerro Muriano, lugar donde “oficialmente” se captó la foto. Allí empezó a gestarse la idea de rodar un documental sobre la fotografía de Capa.
¿Cómo fue la búsqueda de las fuentes que apoyan y refuerzan vuestra versión de la historia que envuelve “El miliciano muerto”?
Hugo: Primero hicimos un trabajo de investigación muy laborioso y exhaustivo antes de escribir un guión. Ya en el proceso de obtención de información estuvieron colaborando con nosotros Fernando Verdú, jefe de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Valencia, y Enric Marco, astrofísico de la Universidad Politécnica de Valencia…
Raúl: Recurrimos a expertos para despejar las dudas razonables sobre la autenticidad de la fotografía. Hubiéramos deseado contar con la opinión de aquellas fuentes defensoras de la versión oficial, pero se negaron en rotundo desde el principio, incluso obstaculizando nuestro trabajo. Así, Richard Whelan, biógrafo oficial y albacea de la obra de Robert Capa, el más firme defensor de la veracidad de la mítica imagen, impidió que Irme Shaber, experta mundial en Gerda Taro, aceptara una entrevista en profundidad, e intentó sin éxito impedir que John G. Morris, amigo personal de Robert Capa, hablara ante nuestra cámara.
¿Os esperabais la polémica generada por el documental?
Hugo: Nos hemos dado cuenta de que hay gente que no le gusta que toquen los mitos. Por definición, un mito se sostiene por la edificación de un relato o una serie de relatos construidos que no se pueden discutir. Así se ha creado una “verdad oficial” entorno a “El miliciano muerto”, sin que pueda plantearse ninguna matización. Pero es que, por mucho que cuestionemos su veracidad no implica que estemos destruyendo el magnífico trabajo de Robert Capa, uno de los padres del fotoperiodismo.
Raúl: En el punto de partida de nuestro documental no estuvo destruir el mito de Robert Capa, fue en el proceso de investigación cuando descubrimos pruebas o evidencias que desmienten la “verdad oficial”.
¿La “preparación” de una fotografía no era y sigue siendo una práctica habitual en este tipo de periodismo gráfico?
Hugo: Para nosotros la fotografía de Capa no pierde su valor por saber que fue preparada. En La sombra del iceberg pretendemos mostrar la forma de fotografiar en aquel momento y era normal tomarse ciertas libertades. Cuando hablamos con Octavi y Sergi Centelles, hijos del célebre fotoperiodista Agustí Centelles, coetáneo de Capa, nos confirmaron que era habitual crear una puesta en escena para hacer buenas fotos. Yo hice una tesis doctoral sobre el fotoperiodismo y calculé que el 50% de las fotografías tomadas durante la Guerra Civil en el frente son puestas en escena. Y no pasa nada.
Para vosotros, ¿qué transmite esta fotografía?
Raúl: Pienso que una imagen transmite muchas cosas, pero ésta en cuestión contiene muchos niveles de lectura. Me transmite un drama personal, como es la muerte de un miliciano, pero también un drama colectivo, como la derrota de la república.
Hugo: La fotografía fue, es y será un instrumento de propaganda muy poderoso. Gracias a esta imagen, la opinión pública mundial se enteró de que en España había estallado una guerra civil que enfrentaba dos ideologías opuestas, el fascismo y la democracia. La función propagandística es evidente. Por la universalidad del tema que trata, los horrores de la guerra, se ha convertido en un icono del siglo XX.
Pau Vanaclocha
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