(0) HERMANOS POR PELOTAS, de Adam McKay.

CACA, CULO, PEDO, PIS
Una cita inicial del expresidente de EE.UU. George W. Bush asegura que las familias son el fundamento de la sociedad y las alas de la nación. Para desmentir satíricamente esta idea surge Hermanos por pelotas, un film protagonizado por Will Ferrell y John C. Reilly, una pareja cuya facilona comicidad parece seguir el modelo establecido por el cine USA de los últimos años, dirigido a un público de bajo nivel cultural que se identifica y se divierte con las payasadas de los protagonistas.
Esta vez se trata de dos hermanastros ya en la cuarentena que tienen que vivir en la misma casa con sus respetivos padre y madre, recién casados a punto de la jubilación, porque ni trabajan ni desean hacerlo, comportándose como adolescentes caprichosos que no crecieron jamás. Más que de humor grueso habría que hablar de humor grosero porque los protagonistas se comportan como verdaderos oligofrénicos, atrofiados en su desarrollo mental y afectivo, dos seres antisociales, eternos menores de edad, dominados por un egocentrismo que les impulsa a hacer todo lo que les da la gana sin sujeción alguna a reglas de convivencia.
Pero esta pretendida libertad total sólo les sirve para convertirse en gamberros, guarros, obscenos, vagos e ignorantes, características que el film utiliza y consagra como motivo único de risa y jolgorio, aunque en realidad los personajes están diseñados con artificio e inverosimilitud. Son seres lamentables que algunos posmodernos han magnificado como frikis, celebrando sus gansadas y exabruptos.
Provocación y subversión habían también en Boudou salvado de las aguas (1932), un inteligente y alegre canto a la anarquía en el seno de un hogar burgués, pero allí brillaba de verdad el talento de un cineasta llamado Jean Renoir.
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