(1) SANTOS, de Nicolás López.

HOMENAJE AL CÓMIC
No hay duda de que al joven director chileno Nicolás López le gustan los cómics. Si en su debut, la comedia juvenil Promedio rojo (2004) ya se introducía en ese universo hiperbólico y fantasioso, incluyendo ciertas pinceladas autobiográficas, en Santos su indisimulada afición alcanza cotas difícilmente superables.
Bajo la apariencia de una peculiar historia de amor con telón de fondo apocalíptico, el film es un sentido homenaje a este sufrido medio de expresión artístico, infravalorado por la ignorancia y los prejuicios, pero que mantiene vivos los mitos y leyendas con las que soñamos todos. La figura del superhéroe, si bien tamizado por el prisma del esperpento, enfrentándose a su eterno antagonista por una causa noble, la salvación del mundo, y por el amor de una mujer. Una vuelta de tuerca del género superheroico, tan de moda actualmente, pero enriquecido por un componente freak hispano.
No pasa desapercibida la influencia del manga, el cine espectáculo de Hollywood –del que se declara firme admirador– y los personajes de Marvel y DC. En ese sentido, Santos es su ópera prima pero con más presupuesto, lo que no evita caer en los mismos tópicos y convencionalismos de siempre.
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