(1) EL INCREÍBLE HULK, de Louis Leterrier.

EL COLOSO ESMERALDA
Como nadie en Marvel quedó satisfecho con la versión shakesperiana de Ang Lee (Hulk, 2003), criticada en exceso por ser demasiado lenta e introspectiva para ser un film de superhéroes y por sólo recaudar en Estados Unidos 105 millones de euros, los gerifaltes de la editorial se plantearon, una vez recuperado el control de las adaptaciones al cine de sus personajes de cómic, la posibilidad de partir de cero con un remake —que no secuela, pues obvia descaradamente su predecesora— que intentara reparar los “defectos” de aquélla.
Realizado por Louis Leterrier, un estilista del cine-espectáculo, El increíble Hulk renuncia a profundizar en la atormentada mente del protagonista y a desarrollar su relación con los personajes secundarios que le acompañan, para centrarse en la acción pura y dura que garantice el entretenimiento momentáneo. El film, en ese sentido, es una mera concatenación de escenas donde se pone a prueba la tecnología digital y los efectos especiales en un entorno de videojuego diseñado para agradar, esta vez sí, a los aficionados y simpatizantes del coloso esmeralda. No aporta nada más.
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