(1) RUDY, EL CERDITO DE CARRERAS, de Peter Timm.

TRAS LA ESTELA DE BABE
El mismo año en que se estrenó Babe, el cerdito valiente (1995), el realizador alemán Peter Timm dirigió Rennschwein Rudi Rüssel, una comedia familiar protagonizada por un cerdito que, a pesar de no tener la capacidad de hablar, era igual o más inteligente que el homónimo del film estadounidense. Viendo el éxito que cosechó el film, con casi un millón de espectadores alemanes y galardonada con el premio Bávaro de cine, se regreso era cuestión de tiempo. El éxito de taquilla de Babe, el cerdito en la ciudad (1998), secuela del film de Chris Noonan, reforzó el proyecto, que se hizo realidad en 2007. Rudy, el cerdito de carreras insiste en la fórmula de siempre: una historia familiar basada en un conflicto doméstico que, gracias a la aparición del cerdito protagonista, se crea un caos momentáneo que logra resolverse con una inyección de voluntad y buenos sentimientos. Pese a la simplificación de la historia y el maniqueísmo de los personajes, los gags que se suceden están bien resueltos y el ritmo no descansa en ningún momento. Un entretenimiento familiar sin pretensiones que no engaña a nadie.
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