(1) DEFINITIVAMENTE, QUIZÁ, de Adam Brooks.

ROMANCE Y MISTERIO
La sobreexplotación de la fórmula de siempre, donde el chico conoce chica y tras muchos obstáculos acaban juntos felices para siempre, empieza a dar síntomas de agotamiento. La comedia romántica, uno de los géneros más castigados por los convencionalismos, debe esforzarse en proporcionar argumentos más complejos que el típico enamoramiento y reflejar los nuevos tiempos enmarcados en la crisis de la pareja, la desdramatización de la ruptura y las nuevas formas convivenciales. El film de Michel Gondry, ¡Olvídate de mí!, supuso en mi humilde opinión, un original punto de inflexión. Definitivamente, quizá es un discreto paso adelante, pues añade a la comedia romántica elementos de misterio al narrar la intrincada historia que un padre, en pleno proceso de divorcio, le cuenta a su hija sobre cómo conoció a su madre. Si bien es cierto que la construcción de personajes está más cuidada que otras producciones de similares características, que el contexto posee la misma importancia que el hecho narrado y la sensiblería es matizada por una visión pesimista alejada del idealismo platónico, el film de Adam Brooks acaba derivando en el simple juego de descubrir al personaje oculto, no cayendo en las falsas pistas que deja el interesado narrador en un guión voluntariamente confuso. Una versión romántica de la novela policíaca de Agatha Christie, Diez negritos, en la que el crimen es sustituido por el amor.
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