(2) CASHBACK, de Sean Ellis.

REFORMULACIÓN DE LA COMEDIA JUVENIL
Tuve la ocasión de ver, gracias a Internet, el cortometraje homónimo del fotógrafo y realizador británico Sean Ellis cuando fue nominado al Oscar en 2004. En ese formato reducido, Ellis demostraba un efectivo dominio del lenguaje cinematográfico –véase las virguerías que hace con los planos y cómo enlaza escenas–, configurando un complejo collage audiovisual que, con abundantes escenas oníricas, recreaba un acertado retrato de la sociedad inglesa a la vez que se introducía en la mente de un joven artista. Posteriormente, decidió convertir Cashback en un largometraje, y ahí reconozco que ha perdido algo de fuelle. Lo que entonces era un ejercicio estilístico, ahora es una versión new age de las comedias juveniles de toda la vida, donde aparecen personajes frikis obsesionados por el sexo y la escatología, convencionales historias románticas y desnudos gratuitos que, sin dejar de satisfacer al sector onanista, van acompañados de un soliloquio plagado de parrafadas pseudofilosóficas sobre la mutabilidad del tiempo, el arte y el amor. Probablemente su mejor virtud sea su falta de pretenciosidad y su brillante capacidad de compensar, desde el punto de vista cómico, la nimiedad de su mensaje.
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