(1) EL ÚLTIMO GRAN MAGO, de Gillian Armstrong.

HOUDINI ENAMORADO
La realizadora australiana Gillian Armstrong, conocida por sus discretos dramas de época, insiste en la conocida fórmula de “completar” la biografía de personajes históricos con supuestos affaires amorosos que tan buen resultado obtuvo en dos anteriores comedias; Shakespeare enamorado (1998) –recibió 7 Oscars ese mismo año– y la más reciente Las aventuras amorosas del joven Molière (2007). El último gran mago retrata un episodio romántico del famoso mago Harry Houdini (1874-1926), el cual en plena gira mundial ofrece en Edimburgo una gran recompensa a la persona capaz de contactar con su madre recién fallecida. Una atractiva médium acepta el desafío atraída por el dinero pero, como no podría ser de otra manera, caen los dos rendidos a la pasión.
El film está correctamente realizado, y tanto su puesta en escena como la narración es elegante y funcional. Pero, sinceramente, carece de interés. La historia en sí es anecdótica, no profundiza en el personaje protagonista y da la sensación de que se alarga artificiosamente. Me resultaron más interesantes El ilusionista (2006) y El truco final: el prestigio (2006), ambos de temática similar aunque menos centrados en los conflictos sentimentales.
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