(0) 10.000 A.C., de Roland Emmerich.

EPOPEYA PREHISTÓRICA
El director alemán afincado en Hollywood Roland Emmerich se ha venido caracterizando, a lo largo de su carrera cinematográfica, por su tendencia a la desmesura, a la hipérbole, en historias —a medio camino entre el género de catástrofes y la aventura heroica— concebidas para dar espectáculo. Sin duda, ejemplos como Independence Day (1996), Godzilla (1998) o El día de mañana (2004) refuerzan esta afirmación. 10.000 a.C. es un paso más en la escalada hacia lo colosal, ubicando la acción en un tiempo prehistórico y narrando la gesta de un protohéroe destinado a vencer a un imperio y salvar a sus amigos de la esclavitud.
Así, quien se acerque a este film buscando rigor histórico, que se olvide, pues no se trata de un documental científico. Alejado del truculento pero honesto relato historicista de Mel Gibson, Apocalypto (2007), Emmerich no se fija en detalles que evidencien un estudio de la época sino va al grano: presentación de personajes e inicio del conflicto —una tribu de cazadores de mamuts, de entre los que destacan una joven pareja, son atacados por unos guerreros que secuestran a muchos de sus miembros—, desarrollo de la acción —el joven protagonista crea un ejército con otras tribus acosadas por los guerreros y se enfrenta a ellos— y desenlace épico. Todo ello acompañado de una voz en off que explica obviedades y da a la historia un tufo de cuento mágico.
Previsible y excesivamente dependiente del efectismo digital, 10.000 A.C. es una película olvidable: por su pobre argumento, por la endeblez de los personajes y por su nula trascendencia.
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