PABLO LLORCA, DIRECTOR DE “UNO DE LOS DOS NO PUEDE ESTAR EQUIVOCADO”

“TENGO LA LIBERTAD DE HACER LO QUE QUIERO”
La fábula romántica Uno de los dos no puede estar equivocado es el sexto largometraje de Pablo Llorca, nacido en 1963 y fundador en 1988 de la productora La Cicatriz. Todas sus películas han estado presentes en festivales y han logrado diversos premios. Las dos primeras, Venecias (198 ) y Jardines colgantes (1993), todavía sin estrenar, participaron en el Festival de Rotterdam y en el de San Sebastián, respectivamente. Todas hieren (1998) obtuvo el Premio RNE-Sant Jordi para su protagonista, Leonor Watling, La espada de Dios (2001) ganó el Premio Villa de Madrid y La cicatriz (2005) consiguió el Premio a la Mejor Película y al Mejor Guión en Málaga. El Festival de Mar de Plata de 2006 dedicó una introspectiva a Llorca.
¿De dónde surge la idea de la película?
Quería hacer una película que reflexionara sobre la necesidad que tenemos todos de contar historias y escuchar historias. En definitiva, del deseo innato de comunicarse. Partí de esa idea para elaborar una narración cargada de pequeñas historias, a modo de collage o mosaico, en la que existe un nexo de unión, el personaje del diablo. Hay un tema central, que es el romance no consumado entre el diablo y una periodista de televisión. Pero también se incluyen otras tramas como la del escritor ingresado en un centro psiquiátrico, la del político corrupto puesto en evidencia en un programa de entrevistas en directo o el episodio del rey Balduino I de Jerusalén. Pero no sólo se cuentan muchas cosas sino de manera muy diversa: como espectador, también me gusta que no las cuenten siempre igual, sino que se esfuercen en contármelas de forma original.
Así, cada historia está contada de una manera.
Claro, el encuentro del diablo con el escritor supone la primacía de la palabra sobre la imagen. Una de sus escenas fue todo un reto, porque hay un plano-secuencia de más de 10 minutos de duración en la que el diablo cuenta la tragedia de la escuela de Beslán (Osetia del Norte, Rusia), cuando el 1 de septiembre de 2004 un grupo terrorista musulmán secuestró a centenares de personas que, dos días más tarde, fueron todos masacrados durante el enfrentamiento entre los terroristas y las fuerzas de seguridad rusas. Luego, en el episodio del político corrupto, se impone la imagen frente a la palabra. Intentaba demostrar la facilidad para manipular a la gente creando una imagen falsa de un político que incurre en muchos pecados capitales. Finalmente, la historia del rey Balduino I de Jerusalén está narrada intencionalmente como una representación teatral.
Para muchos, eres considerado un outsider de la industria, un cineasta a contracorriente.
No quisiera crear a mi alrededor esa etiqueta, pero sí es cierto que me considero un artesano. Hablar en España de una industria para referirnos al mercado cinematográfico nacional es algo totalmente exagerado. No hay una red de producción, distribución y exhibición que genere suficientes películas nacionales para dar trabajo a todos los profesionales del sector. El cine español es un producto artesanal porque no nace de una cadena de montaje, sino que se concibe, se escribe, se prepara, se financia, se rueda, se distribuye y se exhibe de forma casi amateur, porque muy poca gente vive esto de forma exclusiva. En mi caso, mi carácter marginal o rebelde nace del hecho de que concentro todas las labores creativas, técnicas, productivas y comerciales para tener toda la libertad del mundo a la hora de hacer cine.
Supongo que los avances técnicos permiten abaratar costes y agilizar el proceso de producción.
Claro, los tiempos en los que había un equipo de 40 personas detrás de las cámaras se está acabando, por lo menos en las producciones modestas en las que me muevo yo. El formato digital disminuye el tamaño del equipo y las necesidades técnicas. Y además permite un mayor control de la imagen. Lo que significa, contradictoriamente, que se refuerza la concepción artesanal del cine. Todo son ventajas.
Pau Vanaclocha
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