(2) DÉJATE CAER, de Jesús Ponce.

JÓVENES OCIOSOS
El director hispalense Jesús Ponce, conocido por su magnífico retrato de la marginación en su primer largometraje, 15 días contigo (2005), realiza una entretenida comedia no exenta de trascendencia sobre la vida ociosa de tres jóvenes parados de un barrio humilde de Sevilla. Sin huir de los aspectos dramáticos propios de un cine inquieto e inequívocamente social, Déjate caer reproduce desde el prisma del humor conversaciones, situaciones y reflexiones propias de una generación que se resiste a crecer y a asumir responsabilidades, desmotivados por la falta de perspectivas y estímulos con los que madurar. Contrapunto existencial de Yo soy la Juani (2006) –un gratificante “cuento de hadas” de Bigas Luna, comparada con la mediocre existencia, aburrida y monótona, de los protagonistas de este film–, Déjate caer es la versión hispana, sección andaluza, de aquella interesante película uruguaya, realizada con cuatro duros, de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, 25 Watts (2001).
Próximo al realismo sucio y con tintes costumbristas, el film de Ponce incide especialmente en dos cuestiones: la evolución de un grupo de amigos cuando aparece una joven dispuesta a mantener una relación sentimental con uno de ellos, rompiendo el equilibrio natural y desencadenando un enfrentamiento que les insta a plantearse su futuro, y una somera radiografía del llamado “conflicto generacional” entre unos padres incapaces de entender y comunicarse con sus hijos y unos hijos que no saben o no quieren, en el fondo, independizarse de sus padres. Pero lo hace mediante un “cine de guión” donde el armado de las escenas y los diálogos expresan de una manera muy directa lo que el director quiere decir, dejando muy poco espacio de autonomía y espontaneidad a los personajes. No llega al nivel de su opera prima, pero sin duda es un buen ejemplo de cine con mensaje.
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