(3) NOSTALGIA / SEHNSUCHT, de Valeska Grisebach.

DESEO, PELIGRO
Con la cinematografía alemana pasa como con el pariente rico al que sólo ves en Navidad. Lo ves poco pero cuando lo ves te llevas una muy grata sorpresa. Títulos tan aclamados en festivales internacionales como Good bye Lenin! (2003), El hundimiento (2004) o La vida de los otros (2006) han devuelto al cine germano el prestigio perdido desde aquella generación de cineastas de los años sesenta, encabezados por Wenders, Fassbinder y Herzog, que dieron cuerpo al llamado Nuevo Cine Alemán. Cuatro décadas más tarde, Wolfgang Becker, Olivier Hirschbiegel y Florian Henckel impulsan un “nuevo nuevo cine alemán” que cuestiona la identidad colectiva y revisa en tono crítico los episodios históricos más oscuros de su país.
En la misma línea reivindicativa pero con otras intenciones, más orientadas a conseguir un nuevo registro realista con el que profundizar sobre la siempre compleja naturaleza humana, nos llega un valioso drama contemporáneo dirigido por la desconocida Valeska Grisebach, con el que obtuvo el Premio Principado de Asturias al Mejor Largometraje en el Festival Internacional de Cine de Gijón y el premio Fipresci en 2006. Nostalgia / Sehnsucht, segundo trabajo de la realizadora, es una sencilla historia de adulterio en una pequeña población rural. La sorprendente verosimilitud de sus imágenes, en parte gracias al excelente trabajo de los actores no profesionales pero también por el talento de Grisebach para huir de la retórica ortodoxa del melodrama e ir directamente a lo importante, proporciona la base del éxito del film. Éste prescinde de cualquier artificio decorativo para enfatizar el sehnsucht, expresión alemana que se refiere al sentimiento de deseo o anhelo combinado con la nostalgia, una confusión de emociones que logra plasmar de forma contundente. A ello contribuye una eficaz dirección de actores que permite revelar las carencias y dudas afectivas de los protagonistas de la cinta, la mayoría incapaces de comunicar sus sentimientos. El trágico final refuerza la idea de que el deseo, algo incontrolable y absolutamente caprichoso, puede llevar al más justo y bueno de los hombres a su propia destrucción.
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