(2) MUERTE DE UN PRESIDENTE, de Gabriel Range.

POLÍTICA-FICCIÓN
Precedido por la polémica tanto por el suceso que describe como por la interpretación de las causas y consecuencias del mismo, el esperado falso documental del realizador británico Gabriel Range, Muerte de un presidente, es una nueva aproximación a un subgénero que personalmente no acabo de apreciar sus virtudes, ni siquiera encontrar su sentido. Como su propio nombre indica, se trata de una combinación entre el documental y la ficción, recreando en un contexto realista un suceso ficticio, dando al autor la posibilidad de otorgar un rango de objetividad a algo que surge de su fértil mente. Pero por eso mismo, el falso documental carece del rigor del primero y de la capacidad de evasión de la segunda. Si a eso añadimos la falta de trascendencia que tiene, lo poco que importa su valoración al tratarse de hechos no reales y la facilidad con que se manipulan datos y emociones, lógicamente a favor de las tesis de su autor, nos encontramos ante una película que hay que ver con cierto distanciamiento crítico y valorando únicamente su sorprendente capacidad de simulación de la realidad, su virtuosismo técnico y su mensaje antibélico.
Al igual que en la controvertida CSA: Confederate States of America (2004), Muerte de un presidente parte de una pregunta que empieza así: ¿qué hubiera pasado si…? Si aquélla mostraba una realidad alternativa donde el Sur ganó la Guerra Civil Americana y la esclavitud es legal, en ésta se explica las consecuencias que traería consigo el asesinato del actual presidente estadounidense George W. Bush. Para ello, es destacable el laborioso montaje de imágenes de archivo con los testimonios de personas cercanas al presidente que describen los momentos anteriores, durante y posteriores al atentado que acaba con su vida. Para darle mayor credibilidad al film, los mismos efectos especiales utilizados en Forrest Gump (1994) sirven para mezclar personajes reales y actores. Muerte de un presidente aprovecha para criticar la política exterior USA, su nefasta “Guerra contra el Terrorismo”, sus excesos en Afganistán e Iraq, e insinúa una conspiración que se serviría del magnicidio para alarmar y manipular a una sociedad ya asustada, acusar falsamente a otros países sospechosos de terrorismo y justificar leyes más duras que perjudicarían impunemente derechos y libertades civiles.
Un falso documental muy bien articulado, que aprovecha todos los recursos que permite este híbrido cinematográfico –archivo, voz en off, entrevistas, recreaciones–, pero que por lo comentado anteriormente carece de suspense y profundidad.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.