(1) LA HABITACIÓN DE FERMAT, de Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña.

TRIVIAL MATEMÁTICO
La opera prima de los guionistas de TV Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña es un digno ejercicio de estilo que rinde homenaje, sin disimular sus referentes y sin alcanzar su nivel, al preciso manejo del suspense y del tiempo narrativo del maestro Hitchcock (La soga, 1948, o Crimen perfecto, 1954) y a la acertada descripción psicológica de Mankiewicz (La huella, 1972). Como en los ejemplos mencionados, La habitación de Fermat reúne a sus protagonistas, en este caso cuatro matemáticos de fama reconocida, en un lugar cerrado, una misteriosa habitación donde son objeto de una macabra prueba de inteligencia en la que deben resolver problemas matemáticos o de simple lógica en tiempo récord bajo la amenaza de muerte.
Más allá de la endeble curiosidad matemática de los enigmas sugeridos y la escasa credibilidad de personajes y situaciones, el film es una discreta variante del clásico relato de misterio donde se investiga quién es el culpable del crimen, con giros y golpes de efecto incluidos, cuya cúspide literaria fue la prolífica Agatha Christie. No alcanza, por tanto, la solidez y el interés de otros films pseudo-científicos de similares características como Cube (1997), del realizador canadiense Vincenzo Natali o Pi: Fe en el Caos (1998), del director estadounidense Darren Aronofsky, películas altamente recomendables para los aficionados al género.
Es más bien un refrito, correctamente realizado, de la ficción de fácil consumo pretendidamente sofisticada con enigma incluido que de un tiempo a esta parte ha eclosionado bajo la influencia del omnipresente Dan Brown y su incombustible El código Da Vinci. Un entretenimiento efímero pero eficaz que logra atraer la atención de un público amante de los juegos de ingenio y las matemáticas.
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