(0) SAW IV, de Darren Lynn Bousman.

SADISMO PATOLÓGICO
Cuarta entrega (¡!) de la infumable franquicia gore que narra, por decirlo de alguna manera, los despiadados asesinatos de Jigsaw, un psicópata movido por la sed de sangre que se dedica a torturar hasta la muerte a sus víctimas introduciéndolos en un juego sádico y cruel.
Planteado como un macabro y superviolento juego de rol o uno de tantos videojuegos “educativos” que invaden el mercado, Saw IV, ejemplo modélico de thriller con serial killer, ensalza la violencia como una especie de Justicia definitiva, llegando a convertir al autor de semejantes barbaridades en un justiciero que despierta la empatía del público. Y luego nos indignan los actos de violencia –xenófoba, racista, homófoba o machista– de los jóvenes. El film cumple, además, con todos los tópicos y convencionalismos propios del género, empezando por la omnipresencia del villano, los trucos de barraca de feria, los previsibles sustos y los personajes maniqueos. Para encefalogramas planos.
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