(3) SIETE MESAS DE BILLAR FRANCÉS, de Gracia Querejeta.

LAS CARAMBOLAS DE LA VIDA
Con su probada habilidad para crear sólidos personajes y mostrar las relaciones más conflictivas, Gracia Querejeta (Madrid, 1962) vuelve a interesarse por el núcleo familiar con un padre recién fallecido -ausente pero omnipresente- que deja un negocio ruinoso, una sala de billar francés, el clásico de tres bolas, que intentarán levantar de nuevo su hija y su última compañera sentimental, unos personajes muy bien encarnados por las actrices Maribel Verdú y Blanca Portillo y cuya desconfianza inicial irá transformándose en complicidad.
En el film, cuyo peso narrativo asumen las dos protagonistas, prevalecen las relaciones personales complejas y distantes, con una serie de pequeñas historias secundarias que enriquecen el núcleo de un relato en el que la dosificación del drama con elementos de comedia es uno de los principales aciertos. Las relaciones afectivas, familiares y sexuales adoptan aquí múltiples formas, acordes con la libertad de los tiempos actuales, con mujeres mucho más fuertes y decididas que los hombres que orbitan a su alrededor.
La muerte, la vejez y la soledad, el trabajo y la delincuencia, el amor y los celos aparecen muy bien descritos en este film narrado con solidez y con una ternura siempre presente, aunque oculta bajo el gesto agrio de los personajes, que abre la puerta a un final esperanzador.
Siete mesas de billar francés describe las pasions humanas con la frialdad de un entomólogo que observa a los insectos dedse una cierta distancia, la que permite conjugar la objetividad con el aprecio.
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