(1) LOS SEIS SIGNOS DE LA LUZ, de David L. Cunningham.

TRAS LA ESTELA DE HARRY POTTER
La adaptación fílmica de la obra homónima de la escritora Susan Cooper, primera de una serie de cinco novelas, recrea sin originalidad pero con buen oficio la eterna lucha entre las fuerzas del bien y las del mal. Lo peor es, sin duda, la “influencia” –por decirlo de alguna manera– de reconocidos personajes de la literatura inglesa contemporánea, concretamente el joven mago protagonista de las novelas de J. K. Rowling, que inevitablemente viene a la mente nada más empezar la película. Y es que todo en este discreto relato fantástico es un calco de las aventuras de Harry Potter: nuevamente un adolescente es el protagonista absoluto de un film gótico y claroscuro que recrea un mundo mágico habitado por magos, brujas y diablos que desean acabar con la humanidad y la búsqueda de seis objetos perdidos en el tiempo y el espacio es el único recurso para evitarlo. Un aprendiz de guerrero inmortal, con sus problemas domésticos incluidos, será el elegido para encontrar los signos de la luz y enfrentarse al villano de turno, reinstaurando la normalidad en el pueblo donde vive. Los seis signos de la luz es un entretenido espectáculo familiar, basado en efectivas escenas de acción y contundentes efectos especiales, que hará las delicias de niños y niñas aficionados a la literatura fantástica gracias al boom mediático del más famoso joven aprendiz de mago. Más de lo mismo.
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